Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 35

Charlotte eligió una habitación que le gustó.

Ella había recibido la devastadora noticia de que su padre cayó en la trampa de Bryson y Victor después de su parto. Ella había tenido que arrastrar su frágil cuerpo a todas partes, como un pequeño bote a la deriva en una violenta tormenta en el mar, incapaz de encontrar la paz. Ahora, había logrado poner fin a las preocupaciones de su padre, y su mente finalmente estaba serena.

Charlotte no esperaba que el hombre que salvó un solitario e indefenso pequeño bote como lo era ella, se volvería un total extraño en solo unos días.

Ella se quedó dormida tan pronto como su cabeza aterrizó en la almohada.

Entonces, tuvo un sueño; otro sueño sobre Bryson.

En su sueño, ella y Bryson estaban en una habitación grande y extraña. La habitación estaba a oscuras. Bryson estaba caminando frente a ella, se volteaba y le sonreía de vez en cuando. “Agárrate de mi mano, Charlotte. No te vayas o te perderé para siempre”.

Charlotte corrió hacia él, pero no pudo alcanzarlo en absoluto.

'¡Bryson… Bryce!'.

Ella quería decir su nombre, pero sintió como si una esponja se hubiera metido en su garganta. No podía emitir ningún sonido. Ella extendió su mano, pero no pudo atraparlo.

Ella solo corría tras él.

Bryson abrió una puerta y entró en una habitación. Charlotte lo siguió.

Él se sentó en la cama y sonrió, haciéndole señas para que se uniera a él. Charlotte caminó en su dirección.

Pero, de repente, Bryce desapareció en el aire antes de que llegara a su lado. Su pie derecho tropezó y ella cayó sobre la cama.

Ella no sintió dolor.

Charlotte estaba atrapada entre un 90% de su sueño y un 10% de la realidad. Tenía un leve presentimiento de que estaba sonámbula.

¿Qué estaba pasando?

¡Pum!

Charlotte cayó pesadamente al suelo. La terrible confusión y el severo impacto en su espalda dejaron su mente completamente en blanco. El golpe resonó por todo su cuerpo.

Zachary se bajó de la cama y la puso de pie por el cuello.

“¿Quieres que te mate, mujer?”, él gritó, atacándola con su voz gélida.

“Yo-yo… N-No, no quiero morir… soy inocente. No-no sé lo que sucedió…”. Charlotte tropezaba con sus palabras por el miedo. El rostro de Zachary ante ella estaba lleno de líneas siniestras, y sus ojos estaban inyectados en sangre, haciéndolo parecer un animal salvaje enfurecido.

“¿Te metiste en mi cama descaradamente y ahora dices ser inocente? ¿Insistes en que no sabes lo que sucedió?”. El tono del hombre estaba cargado de una gruesa capa de hielo, y hervía a través de sus dientes blancos mientras hablaba.

“¿Realmente piensas que puedes escapar de la muerte ahora mismo con simplemente fingir ser una tonta?”. Las palabras relacionadas con la “muerte” fueron incluidas en cada oración de Zachary mientras él apretaba su agarre sobre su ropa. Charlotte nunca había visto este lado de él tan aterrador. Ella temblaba de miedo, sintiendo la lengua amarrada e incapaz de hablar.

“Habla. Nombra tu castigo”.