Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 719

“¡Qué gracioso! Tengo la edad suficiente para haber asistido a muchas bodas en mi vida. ¿De verdad crees que vendría a tu boda sin una invitación? Tu promiscua esposa me dio personalmente esta invitación”.

Annalita arrojó la invitación en la cara de Jefferson.

Jefferson se quedó mirando la invitación. Quiso enfurecerse con Annalita, pero se vio obligado a tragarse su rabia. Él miró a Kourtney confundido. “Koko, ¿estás tratando de avergonzarte al invitar a esta mujer a nuestra boda?”.

“¿Avergonzarme? Jefferson, este es el día más feliz de nuestras vidas. ¿Cómo puedes decir eso?”.

Kourtney, quien ya había pasado los 40 años, tenía una figura encantadora y estaba exquisitamente vestida. Parecía una modelo.

“¡Es maravilloso tener a la exesposa de mi esposo en mi boda!”.

Jefferson estaba abatido. Estaba indefenso cuando se trataba de Kourtney.

Kourtney miró a Annalita sombríamente.

“Esto es inesperado. Conociendo tu temperamento feroz, pensé que tendrías un derrame cerebral o te volverías loca de la rabia cuando recibiste esa invitación. No pensé que, en lugar de estar enojada, en realidad traerías al hijo de Jefferson y a mi hija también. Anoche, Jefferson me decía que su mayor arrepentimiento es que Zachary se negaba a reconocerlo y que no quería asistir a su boda. Ciertamente concediste su deseo. Qué considerado de tu parte”.

En el pasado, Annalita ya habría estallado.

Sin embargo, esta vez, hizo todo lo posible por contenerse y simplemente levantó las cejas con indiferencia. “Debe ser muy difícil para ti cambiar. Cada palabra que sale de tu boca es nauseabunda”.

“¡Pff!”.

Kourtney resopló.

“Esto viene de una mujer que ha vivido su vida como una viuda sin el amor de un hombre. ¡Qué celosa eres!”.

Annalita ignoró a Kourtney y arrastró a Miranda al salón.

Charlotte y Zachary la siguieron.

Zachary parecía indiferente. Su rostro estaba tan frío como un glaciar.

“Mi mamá y yo hemos preparado un regalo para ti. Pronto te haremos aún más feliz”.

“¿Eh? ¿De verdad?”. La voz de Jefferson temblaba de emoción. “Eso significa que me has perdonado por ser tan cruel contigo… ¡Gracias, Zach!”.

Zachary curvó los labios de una manera enigmática.

“De nada”.

En ese momento, Charlotte, quien sabía cuál era el “regalo” de Zachary y Annalita, tuvo que usar cada fibra de su ser para contenerse y no estallar en carcajadas.

Entonces, ella sintió una sensación cálida en su cintura. Zachary la rodeó con el brazo y la arrastró al salón.

Era una gran boda.