Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 952

“Suenas molesta porque se llevaron a Garrison”. La voz de Zachary era tan fría como el hielo.

Sotiria estaba sin aliento por la rabia.

“¡Sí! Estoy molesta. ¿No te molestaría si algún familiar tuyo fuera humillado e incriminado de esta manera? Zachary, te lo digo, si no estás podrido hasta la médula y te queda algo de conciencia, por favor rescinde la denuncia que presentaste contra mi esposo y deja que vuelva a mí para que podamos reencontrarnos”.

“Je”.

Zachary dejó escapar una risa fría.

“Tu reencuentro con él nunca llegará. Tu esposo recibirá la sentencia de muerte hoy, ¡así que puedes esperar para recoger su cuerpo!”.

'¿Qué?'.

Sotiria estalló de inmediato. “¿Cómo pudiste hacer esto, Zachary? ¿No tienes conciencia? ¿Aló? ¡Zachary! ¿Aló? Hola…”.

Zachary había terminado la llamada.

Sotiria dejó el teléfono. Sus manos temblaban y sus ojos estaban llenos de lágrimas.

“Tú misma lo escuchaste, Jordan. No es nada como lo describiste. Zachary está empeñado en lastimar a Garrison”.

Jordan no pudo evitar estallar en carcajadas al ver el estado de pánico de Sotiria. “Tiria, ¿no lo entiendes? No se puede confiar en las palabras de un hombre celoso”.

'¿Qué?'.

Sotiria parecía confundida. “¿Zachary está celoso? ¿Cómo sabes?”.

'¡Zachary! ¿Por qué tenía que asustarme así? ¿De verdad hizo todo eso para que me quedara? ¿Por qué quiere que me quede aquí?'.

Hace unos días, Sotiria y Garrison habían decidido irse hoy de Rothesay, por lo que no habían guardado nada de comida en casa. La nevera estaba vacía.

Ahora, ella y Garrison estaban atrapados en Rothesay y no sabían cuándo podrían escapar. Ella decidió hacer algunas compras en el supermercado.

Su reputación en Rothesay estaba completamente arruinada.

Ella no quería que Naomi viera que se burlaban de ella en público, así que no la trajo. En cambio, le pidió a Jordan que se quedara en casa y cuidara a Naomi mientras ella iba sola.

El supermercado estaba llenísimo.

Sotiria estaba usando una mascarilla, pero todavía tenía miedo de ser reconocida. Rápidamente recogió sus artículos y empujó su carrito hasta el mostrador para pagarlos.