Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 970

“Tiria, no puedo creer que esto sea cierto. Mi padre, la Tía Virginia y yo vivimos juntos desde hace más de siete años. Ella siempre ha sido amable, de aspecto benigno y actúa como una gran esposa y madre. No puedo imaginar que exista la posibilidad de que ella no solo sea la asesina de nuestra madre, sino que también te haya hecho tantas cosas malas”.

Parado frente a las ventanas francesas, Marco miró fijamente a Virginia, que paseaba por el patio con Harvey.

Virginia sostenía el brazo de Harvey, apoyándolo con cuidado. Ella se veía gentil y amable mientras bromeaba con Harvey. Desde que Virginia se había mudado a la mansión de los Green, siempre mostraba una imagen maravillosa frente a Marco y su padre.

'¿Quién hubiera pensado que ella tenía un corazón tan despiadado? No sé cuánto se arrepentiría mi padre si supiera la verdad'.

“Marc, esta es precisamente la razón por la que creo que la víbora cruel de Virginia está ocultando todo muy profundamente. No te preocupes más por eso. Todo lo que tienes que hacer es trabajar junto a mí para exponerla, ¿me entiendes?”.

Sotiria, la consentida de Marco, estaba acostumbrada a darle órdenes.

Marco se encogió de hombros. “Sí, te escuché, Hermana. Ahora dime, ¿cómo quieres que te ayude?”.

Sotiria le describió brevemente su plan a Marco.

Después de bajar las escaleras y tirar la basura, Sotiria vio a Jordan guiando a Naomi a través de la puerta tan pronto como sacó del coche las compras.

“¡Mami!”. Al ver a Sotiria, Naomi corrió felizmente y se arrojó a los brazos de Sotiria, mostrando el chocolate en su mano. “La Hermana Jordan es tan linda. La Hermana Jordan me compró chocolate otra vez”.

Sotiria sonrió. “Sí, la Hermana Jordan es muy linda, Nena. Debes recordar lo linda que es la Hermana Jordan y tratarla bien cuando seas grande”.

“¡Sí! Mami dijo que todos deben aprender a ser agradecidos y apreciar a todos los que nos tratan bien. Mami, papi y la Tía Jordan me tratan muy bien, así que los amo y los trataré bien a todos”, dijo la inocente y linda niñita mientras sus enormes ojos redondos brillaban bajo el sol como cristales de hielo.