Ayer me despreciaste por coja, hoy me deseas por reina romance Capítulo 107

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—¿A qué te refieres con eso?

—¿Y tú quién eres?

Héctor se quedó mirando a la mujer frente a él, sorprendido por su apariencia. En todos sus años de vida, jamás había visto a alguien tan guapa como ella.

Vestía un vestido gris oscuro, sobre los hombros llevaba una estola con estampado animal de una marca reconocida, no era de las más caras pero tampoco algo que cualquier persona pudiera comprar. Su largo cabello caía suelto por la espalda, y su postura desganada en el marco de la puerta daba la impresión de que apenas acababa de despertar.

—Lo que quiero decir es que, además de quedarte sin dinero, podrías perder la vida.

—Estamos en un país de leyes, señorita —le advirtió Héctor.

—Las leyes son cadenas para los pobres y armas para los ricos.

Beatriz estiró la mano hacia atrás y Liam Ríos, atento, le pasó una tarjeta con un número escrito.

Beatriz, sujetando la tarjeta entre los dedos, se la tendió a Héctor.

—Si necesitas algo, puedes contactarme. No te prometo todo, pero sí puedo evitar que te maten.

Héctor miró a Beatriz con recelo.

—¿Y por qué habría de confiar en ti?

—No importa si me crees o no —soltó Beatriz, sonriendo mientras apartaba un mechón de cabello de la oreja. Llevaba un anillo en forma de hoja en el dedo anular, decorado con pequeñas piedras que brillaban bajo la luz. No se distinguía la marca, pero el conjunto de su atuendo dejaba claro que barato no era.

Beatriz se cubrió de nuevo con la estola y se marchó, mientras Héctor le echaba un vistazo a la tarjeta que tenía en la mano.

En Solsepia había un restaurante muy famoso con el mismo nombre, tan concurrido que conseguir una mesa era casi imposible, sin importar si era festivo o no.

La tarjeta que le acababan de dar tenía el número de reservas de ese restaurante, escrito rápidamente con tinta negra, como si lo hubieran anotado al vuelo. No parecía algo demasiado elaborado.

...

—Señorita, ¿de verdad nos vamos así? ¿No mandamos a alguien a vigilarlo? —preguntó Liam, intrigado.

—Él va a venir a buscarnos —respondió Beatriz, quitándose la estola y dejando ver su piel pálida, casi traslúcida por la falta de sol.