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Ayer me despreciaste por coja, hoy me deseas por reina romance Capítulo 159

—Señorita Beatriz, el carro que la trajo fue un Rolls-Royce edición limitada mundial, ¿verdad? El blindaje del carro y los vidrios son personalizados a nivel internacional.

Apenas Beatriz había puesto un pie en la oficina, un chico curioso que entendía de carros se le acercó con los ojos muy abiertos, contagiando su emoción.

—Ese carro está increíble, tiene un desempeño de lujo, vale millones, ¡en todo Solsepia apenas hay unos cuantos así!

Beatriz miró de reojo al chico, notando cómo su tono chismoso atraía las miradas de todos alrededor. Con calma, respondió:

—¿Ah, sí? La verdad es que no sé mucho de carros.

—Señorita Beatriz, qué nivel el suyo —comentó el chico, admirado—. Así cualquiera se da cuenta de que usted sí tiene dinero propio.

Hace unos años, cuando la señorita Carlota llegó a la empresa, apenas traía un Audi que pasaba desapercibido. Solo después de lograr algunos méritos se cambió a un Porsche. Un modelo común, sin ningún arreglo especial.

Pero Beatriz, desde el primer día, era otra historia.

Al final, tener un papá con dinero no es lo mismo que tenerlo por cuenta propia.

Beatriz entró a la oficina llevando su bolsa. Daniela la siguió en silencio, cerrando la puerta tras de sí con disimulo.

—Señorita Mariscal, ¿cómo supo que la reunión no se iba a hacer?

Beatriz jaló la silla para sentarse y, al pasar los dedos por debajo del asiento, sintió un micrófono oculto. Sin cambiar la expresión, desconectó el cable.

—Fue solo una corazonada.

—¡No puede ser! —Daniela se quedó boquiabierta—. ¡Eso sí que es tener instinto!

—Nada del otro mundo —Beatriz levantó la comisura de los labios, esbozando una media sonrisa—. ¿Y el proyecto del que me hablaste la vez pasada? ¿Lograste quedártelo?

Daniela se quedó pasmada, mirando a Beatriz como si no pudiera creerlo.

—¿Quién es la jefa aquí? ¿Tú o yo? Siento que tenemos los roles al revés.

—En las demás empresas, los jefes son los que se lanzan a pelear por los recursos. ¿Ahora resulta que quieres que yo los busque para ti?

Beatriz observó la cara de sorpresa de Daniela y no pudo evitar reírse por dentro. Apoyó la cabeza en una mano y, entre risas, comentó:

—Siento que ese proyecto te interesa mucho más a ti.

—¿Solo porque me interesa me lo dejas? —Daniela frunció el ceño, sin saber si reír o enojarse—. Eso es como si pusieras a los empleados a trabajar mientras tú cobras desde la oficina. ¿No crees que está un poco raro?

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