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CONQUISTANDO A MI EXESPOSA SECRETA romance Capítulo 43

C43- UNA ÚLTIMA VEZ.

Grayson Maxwell seguía sentado en su oficina, con los codos sobre el escritorio y la mirada fija en el teléfono, como si esperara que este sonara otra vez. Pero no lo hizo. Kate había colgado sin darle espacio a nada, sin miedo, sin titubeos y con unas ganas fervientes de deshacerse de él.

Y eso le jodía.

Se pasó una mano por la mandíbula, apretando los dientes. Sienna le había llamado unas horas antes, eufórica, casi llorando, diciendo que lo había logrado, que por fin era libre.

Miró los papeles frente a él. Eran contratos, fusiones, números, cosas que siempre entendía, cosas que podía controlar.

Pero no a Kate.

Ella era como una tormenta: fría, calculadora e imposible de ignorar, y le gustaba, claro que sí. Pero iba a admitirlo, no como para decirlo en voz alta.

La idea de que ella quisiera verlo esta noche, justo después de lo que logró en el juzgado… lo ponía en alerta. Sabía lo que venía, sabía que ése era el momento.

«Va a dejarte, se dijo. Va a darte esos malditos papeles.»

Y por alguna razón que no entendía, eso lo encendía por dentro. Invadiendo su mundo con tristeza, dolor, rabia y frustración. Porque ella era su esposa y aunque el matrimonio fuera un acuerdo frío y vacío, ella era suya.

Se levantó con movimientos lentos, fue hasta el perchero, se puso la chaqueta y caminó hacia la salida sin despedirse de nadie. Al salir al pasillo, uno de sus empleados le habló, pero lo ignoró. Entró al ascensor y, mientras descendía, el reflejo en el espejo del ascensor le mostró algo que detestaba ver: duda.

Ni miedo, ni tristeza... solo duda.

Porque no quería perderla, pero tampoco podia tenerla.

Subió a su auto y condujo por la ciudad con los nudillos blancos en el volante y media hora después, la mansión apareció ante él imponente y silenciosa.

Ella estaba allí, esperándolo.

Apretó el freno, bajó del coche y se detuvo en la gran puerta, respiro hondo antes de girar el pomo y al verla allí, en el vestíbulo, de pie, esperando con esos malditos papeles en las manos… Sintió que el aire se le detenía por un segundo.

Pero no dijo nada, todavía no.

Kate lo vio cruzar la puerta y sintió que el aire se le atascaba en los pulmones. Grayson estaba igual que siempre: impecable, frío, con ese aroma a madera y menta que la envolvía sin pedir permiso. Su corazón comenzó a golpearle el pecho como si quisiera escapar, y las manos le sudaban, pero las mantenía quietas a los costados.

—Sienna ya debería habértelo dicho —soltó.

Grayson asintió, sin decir nada. Ni un gesto, ni un respiro, solo sus ojos, esos malditos ojos que la atravesaban como cuchillas. Kate respiró hondo, giró sobre sus talones y tomó la carpeta de la mesa. Se obligó a mantener el paso firme mientras se acercaba a él, porque sentía su mirada encima, mas intensa que nunca.

—Bien… entonces ya sabes para qué te pedí venir. —Le tendió los documentos—. Yo he hecho mi parte. Ahora… necesito que hagas la tuya.

La mandíbula de Grayson crujió, sus labios se apretaron, y aunque no decía nada, Kate supo que por dentro estaba ardiendo. Siempre había sido así: silencioso y letal y eso la ponía más nerviosa, porque nunca sabía qué esperar de él.

Aún así, tragó saliva y siguió.

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C43- UNA ÚLTIMA VEZ. 2

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