Desde que se enteró de que Arturo estaba soltero, Joana no dejaba de arrepentirse. Si pudiera regresar el tiempo, se daría un buen coscorrón para sacudirse la tontería que traía en la cabeza ese día.
Sumando lo que había escuchado de Carolina, tenía la sospecha de que Arturo, por culpa de la sombra que le dejó Hortensia, le tenía pavor al matrimonio. Por eso, se resistía tanto a la idea de casarse.
Pero, claro, eso era asunto de familia. Ella no se atrevía a meterse demasiado.
—No es eso —Carolina, con aire de misterio, se acercó al oído de Joana—. Mi tío sí tiene a alguien que le gusta, pero es un cobarde… ni de broma se atrevería a confesarle lo que siente.
—¿Qué? —Los ojos de Joana se abrieron como platos.
Le costaba creerlo.
¿Arturo… enamorado en secreto?
Esas palabras juntas le resultaban imposibles de imaginar.
Recordando lo que pasó en la cena anterior, Joana entrecerró los ojos y levantó la carita de Carolina entre sus manos:
—Carolina, ¿no será que andas jugando con tu tío?
Carolina se puso roja como un jitomate:
—¡No es cierto! ¡De verdad!
¡Cielos! Que alguien la salve.
¡Ay, tío, qué inútil eres!
A pesar de los desesperados intentos de Carolina por aclarar el chisme, Joana no le dio mucha importancia.
Siguió platicando y bromeando con la niña mientras cenaban juntas.
De pronto, le entró una llamada de Sabrina.
—Joana, adelantaron la licitación de Grupo Zambrano. ¡Mañana mismo van a publicar a los seleccionados! Además, empieza la ronda de creación en vivo para la primera selección formal. Prepárate mentalmente.
Sabrina confiaba en que Joana entraría en la lista.
Pero el cambio repentino había tomado por sorpresa a todos en el medio.
Ese ajuste de último minuto traía consigo mil variables que nadie podía prever.
—Ya ni modo, si ya llegó, lo enfrento. No te preocupes, estoy lista.
Joana se mostraba tranquila.
Eso se lo debía a los maratones de concursos en la universidad, cuando por una beca se inscribía en todo lo que hubiera. A veces terminaba una competencia creativa en la mañana y por la tarde ya estaba en la selección de “skins” para una empresa de videojuegos.
—Perfecto, sabía que podías. Mañana a las nueve en punto, nos vemos en la entrada principal de Grupo Zambrano. Publican los resultados a las nueve y media. Diez en punto empieza la competencia. Si te pasas de ese horario, lo toman como abandono y te descalifican —le recalcó Sabrina.
Joana memorizó cada detalle.



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