Cuando el Anillo Cayó al Polvo romance Capítulo 385

—Así es —Simón giraba distraído la taza de bebida caliente entre las manos y dijo con calma—: Fabián apenas acaba de despertar, su memoria está revuelta y no puede recibir ningún impacto fuerte. Por eso, el trámite de su divorcio tendrá que esperar. Yo sé que ya no quieres saber nada de él, y la verdad, me apena que haya llegado a esto. Pero puedes no estar con él, aunque legalmente seguirán siendo esposos. Eso debe cumplirse hasta que Lisandro cumpla dieciocho años. Después, si deciden divorciarse o no, será decisión de ustedes.

En los ojos de Joana se encendió una mirada cada vez más dura.

Al final, toda buena oferta en este mundo traía su etiqueta de precio bien visible.

—Joana, ¿qué piensas hacer?

—Lo que usted propone, hay que admitirlo, sí suena tentador.

—¿Ah, sí? ¿Entonces lo aceptas? —preguntó Simón, con una chispa de interés.

Lisandro también se ilusionó.

Mientras pudiera seguir estando con su mamá, nada de eso le parecía malo.

Pero Joana se mantuvo impasible:

—No. No pienso vender a mi hijo, ni mucho menos mi matrimonio. Le agradezco la intención, pero no puedo aceptar nada de esto.

Dicho esto, tomó su bolso y se dispuso a salir de la casa.

Lisandro rompió en llanto al instante:

—Mamá, yo quiero estar contigo, por favor, no te vayas...

Al escuchar eso, Joana se detuvo y secó con la mano las lágrimas de su hijo:

—Lisandro, no vas a poder quedarte siempre conmigo. Más adelante, te va a tocar caminar solo. Ya no llores, ¿te acuerdas de tu promesa de ser un pequeño héroe?

Lisandro sintió aún más apretado el pecho.

Al final, mamá nunca olvidaba lo que él decía.

Tampoco se olvidaba de lo que a él le gustaba...

Recordó las palabras que Carolina le había dicho antes de salir, y se tragó las lágrimas.

—Mamá, voy a ser fuerte.

¡Voy a ayudarte a recuperar todo lo que te pertenece!

—Eso, mi amor —Joana le revolvió el cabello con cariño, luego le dedicó una sonrisa a Simón y salió de la casa sin mirar atrás.

...

Mientras tanto, Fabián había regresado apenas del aeropuerto.

Al bajar del carro, vio a una mujer subiendo a otro vehículo y la reconoció de inmediato.

Por un segundo, se quedó paralizado.