De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 299

Al entrar en la sala de urgencias, vieron al abuelo conectado a todo tipo de aparatos.

La habitación estaba impregnada de una mezcla de olores penetrantes.

El sonido de los monitores, un pitido constante, llenaba el aire.

Belén, como doctora, comprendía la gravedad de la situación.

Se acercó junto con Fabián a la cama. El rostro del abuelo estaba pálido como el papel, sus ojos apenas entreabiertos. No se veía nada bien.

El anciano abrió la boca y susurró el nombre de Belén.

—Belén…

Belén le tomó la mano de inmediato. Sus ojos se enrojecieron y las lágrimas brotaron.

—Aquí estoy, abuelo.

Fue gracias al abuelo que ella y Fabián se habían casado.

Le estaba muy agradecida; su insistencia le había permitido casarse con el hombre que amaba.

Aunque el resultado no fuera el esperado, para la Belén de aquel entonces, el abuelo era su benefactor.

Y durante los cinco años de matrimonio, él siempre la había tratado con mucho cariño.

Era una deuda de gratitud que Belén nunca había olvidado.

El abuelo le acarició el dorso de la mano y luego llamó a Fabián.

—Fabián.

Fabián puso su mano sobre la del abuelo.

El anciano juntó las manos de ambos y dijo con voz ronca:

—Ya estoy viejo, no me queda mucho tiempo. No pido nada más, solo quiero que ustedes dos estén bien, que me den otro nieto o nieta. Con eso, ya podría morir en paz.

Belén ya se esperaba esas palabras.

Fabián, al escucharlo, no respondió de inmediato.

—Cristian y Pilar ya están en edad de casarse —dijo—. Si quieres tener más nietos, abuelo, entonces vive mucho tiempo para ver a los suyos.

El abuelo tuvo un ataque de tos y los monitores se dispararon.

Al ver esto, Belén le frotó el pecho.

—Tranquilo, abuelo, respire hondo.

Después de unas caricias, el anciano se calmó.

Fabián no se atrevió a decir nada más y lo miró con preocupación.

El abuelo fulminó a Fabián con la mirada.

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