Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 1038

En ese momento, una asistente se acercó y soltó:

—Lara, ¿tú también estás viendo las noticias de Micaela?

Lara se rio con desdén.

—¿Qué tiene de interesante?

—Dicen que tú y Micaela eran compañeras de clase, ¿es cierto? —la asistente, curiosa, no perdió tiempo en sacar el tema.

Lara soltó una media sonrisa irónica.

—Sí, fuimos compañeras. ¿Y qué? Ella siempre ha dependido de su papá y de su exesposo Gaspar. Anda presumiendo, pero todo se lo debe a ellos.

La asistente, con la cara de quien está por enterarse de un chisme jugoso, se le pegó más.

—¿En serio? ¿O sea que Micaela ganó ese premio solo gracias a su padre y a Gaspar?

Otra asistente que estaba cerca se metió en la plática:

—¡Pues aun así se ve que es buena!

—¿Buena? Lo único que hizo fue usar los apuntes y notas de investigación que le dejó su papá. Si con esa base no sacaba por lo menos un par de descubrimientos, sería raro —aventó Lara, sin darle importancia.

Las dos asistentes asintieron con complicidad, y en sus ojos ya se notaba la semilla de la duda.

—Visto así, Micaela tampoco es la gran cosa, ¿no?

—Claro, los medios solo exageran lo que hace. Además, ¿quién se atrevería a meterse con ella ahora? Si alguien quisiera publicar algo de sus trampas académicas, seguro se toparía con el poder del señor Gaspar.

Lara, al ver que ya había convencido a las dos, sonrió satisfecha. Recordó cómo Gaspar una vez le había quitado el lugar de maestría a alguien solo para dárselo a ella. En el fondo, pensó, Micaela no era tan importante en el corazón de Gaspar.

De repente, una voz sonó detrás de ellas:

—¿Qué están viendo?

Lara se apresuró a guardar su celular.

—N-nada, Ramiro.

Ramiro las miró con desconfianza y luego se fue sin decir más. Las asistentes también se dispersaron rápido, dejando a Lara sola, sumida en sus pensamientos.