Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 1052

Durante la cena, Micaela apenas probó bocado; se notaba que no tenía hambre, pues solo comió media taza de arroz antes de dejar el tenedor a un lado. Frente a ella, Gaspar se dio cuenta de inmediato. Se le apagó la mirada por un instante y él también dejó su tenedor, como si ya no tuviera ganas de seguir comiendo.

—Señor Gaspar, aún hay comida, sírvase más —le animó Sofía desde el otro extremo de la mesa.

—No, gracias, ya quedé lleno —Gaspar hizo un gesto con la mano para rechazar. Justo en ese momento, Pilar también dejó la cuchara, con algunos granos de arroz pegados en la comisura de los labios. Se volvió hacia él y le dijo:

—Papá, ya terminé.

Gaspar tomó una servilleta y con cuidado limpió la boca de la niña.

—¿Quieres que siga jugando contigo un rato más?

—¡Sí! —Pilar asintió con entusiasmo, moviendo la cabeza.

Micaela se levantó de la mesa.

—Voy un momento al estudio.

Sofía la observó irse y pensó que Micaela también había comido muy poco. ¿Sería por la presencia del señor Gaspar? ¿Le habría quitado el apetito?

Pero en realidad, no era ese el motivo. Micaela siempre cenaba poca comida; lo hacía para mantener esa ligera sensación de hambre que, según ella, la ayudaba a pensar con mayor claridad.

Ya en el estudio, Micaela tecleaba frente a la computadora cuando escuchó que tocaban la puerta. Alzó la mirada y dijo:

—Pase.

Gaspar entró, esta vez sin Pilar a su lado.

—Antes de irme, hay algo de lo que quiero hablar contigo —anunció, entrando al cuarto.

Micaela dejó lo que estaba haciendo y lo miró de frente.

—Te escucho.

Gaspar se sumergió en la transparencia de su mirada y sintió un golpe en el pecho. Hacía mucho que ella no lo miraba con tanta calma.

—Teodoro, el dueño de la fábrica química, está a punto de salir de la cárcel. En estos días tienes que tener mucho cuidado cuando salgas. Yo mismo me encargaré de recoger y llevar a Pilar.

Micaela asintió.

—Tomás ya me lo había mencionado.

—Me llegaron noticias de que, estando en prisión, Teodoro hizo ciertos contactos. Puede que eso te ponga en peligro —advirtió Gaspar, con el semblante serio.