Tal y como Micaela había previsto, Ramiro llegó antes que Gaspar a su lado y, mirando a la señora adinerada, le explicó:
—Señora, mi amiga es una de las invitadas de esta noche, no es parte del personal. La confundió.
—¿Y tú quién eres? —replicó la mujer, arqueando una ceja.
—Soy su amigo —respondió Ramiro con firmeza.
En ese momento, el gerente del hotel se acercó corriendo. Echó un vistazo a Micaela, comprobando que no era del personal, y enseguida le sonrió a la señora, disculpándose sin parar.
La señora, al ver que hasta el gerente salía en defensa de Micaela, le lanzó una disculpa sin ganas y, casi sin mirarla, se fue junto con sus amigas.
Como ya se había armado un revuelo, Micaela decidió dejar el asunto por la paz. Ramiro la llevó hacia el balcón para que pudiera relajarse.
...
En medio del grupo de invitados, Gaspar conservaba ese aire tranquilo y elegante que lo caracterizaba.
Samanta, al observar los ojos de Gaspar, se topó con una mirada imposible de descifrar; no lograba adivinar qué sentía en ese momento.
De todos modos, la vergüenza de Micaela esa noche era algo que ya nadie podía ignorar.
...
En el balcón, Micaela se mostraba serena, sin rastro de incomodidad o vergüenza, como si lo que acababa de pasar no le hubiera afectado.
Ramiro le ofreció un vaso de jugo.
—Toma, bebe un poco y tranquilízate. Dudo que esa señora haya querido molestarte a propósito.
Micaela sonrió levemente.
—Lo sé.
Sabía que el problema había sido su elección de ropa para esa noche.
Ramiro parecía querer decir algo más, pero una voz familiar se escuchó detrás de ellos.
—¡Ramiro! ¡También están aquí! —Lara apareció sonriente.
Ramiro, sorprendido, preguntó:
—¿Ustedes también vinieron?
—Vimos al doctor Leiva y vinimos a platicar con la señora Natalia sobre una posible colaboración —explicó Santiago.
Verónica miró a Micaela con preocupación.
—Micaela, ¿estás bien?
—Sí, no te preocupes —respondió Micaela con una sonrisa tranquila.
—Sí, la noche está linda.
Lara dejó ver claramente su intención de coquetear.
—Pero, la verdad, pienso que tú eres el más guapo esta noche.
Ramiro se quedó congelado un segundo, se acomodó los lentes y solo se rio, sin decir nada.
—¿Y tú qué piensas de cómo me veo hoy, Ramiro? ¿Te parezco linda? —insistió Lara, deseando escuchar un halago de Ramiro, ya fuera sobre su apariencia o su trabajo académico.
En ese momento, Ramiro notó a Gaspar entre la multitud y, sorprendido, preguntó:
—¿El señor Gaspar también está aquí? ¿Cuándo llegó?
Lara se quedó pensativa y luego miró a donde estaba Gaspar.
—Llegó hace como diez minutos, ¿por qué lo preguntas?
Ramiro suspiró. Había estado tan concentrado en que no molestaran a Micaela que ni se había dado cuenta de la presencia de Gaspar. Esperaba que eso no complicara las cosas para ella.
...
Al salir del baño, Verónica tomó a Micaela del brazo y le contó emocionada lo que sentía al estar en una fiesta así. Micaela sabía que Verónica solo quería quedar bien y que su amistad era superficial, así que solo le siguió la corriente.
Al volver al salón, Micaela decidió buscar un rincón tranquilo y se fue hacia la zona del buffet.

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