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Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 1068

Adriana abrió la foto y, justo como temía, era una captura de pantalla que su amiga le había enviado sobre un estado de Samanta en redes sociales. En una de esas fotos, la silueta de Jacobo se veía con total claridad.

Por un instante, a Adriana se le cortó la respiración. Apretó el celular con fuerza, salió casi corriendo al pasillo y empezó a revisar a detalle las publicaciones de Samanta. El post había sido subido la noche anterior, cerca de las once. No tenía idea de qué le había pasado a Samanta, pero por lo visto, Jacobo la llevó al hospital y después la dejó en su casa.

Aunque Adriana ya no pensaba en perseguir a Jacobo, él seguía siendo su gran amor. Al ver esas fotos, sintió como si le hubieran dado una bofetada. No podía evitar pensar que Samanta lo había hecho a propósito, como si quisiera restregarle en la cara lo que había pasado. Sin embargo, su curiosidad era más fuerte que su orgullo, y moría por saber qué había ocurrido en realidad. Aun así, no se atrevía a preguntarle directamente a Jacobo.

En ese momento, vio a Micaela caminando por el pasillo. Recordó la relación entre ella y Jacobo, así que fue directo a su encuentro.

—Micaela, buenos días. ¿Te puedo hacer una pregunta? —le soltó, un poco ansiosa.

—¿De qué se trata? —le contestó Micaela, mirándola fijamente.

Adriana le mostró las fotos que Samanta había publicado en sus redes, una por una. Luego, con voz suplicante, dijo:

—Micaela, ¿podrías preguntarle a Jacobo qué fue lo que pasó? De verdad necesito saberlo, para mí es muy importante.

Micaela arrugó el ceño; tampoco esperaba ver esas imágenes.

—Micaela, por favor, mándale un mensaje a Jacobo y pregúntale tú. No sabes lo mal que me siento, necesito entenderlo —insistió Adriana, juntando las manos como si estuviera rezando. Parecía que, si no aclaraba las cosas, no podría estar tranquila.

—Eso… la verdad no me siento cómoda preguntándole —negó Micaela con la cabeza—. Al final, es un asunto personal de Jacobo. ¿Cómo crees que me voy a meter?

En ese instante, una enfermera se acercó apresurada.

—Dra. Micaela, el doctor la espera en el consultorio.

Micaela miró a Adriana y le dijo:

—Tengo que ir a la reunión.

Adriana mordió sus labios pintados de rojo y, resignada, sacó su celular.

—Entonces lo preguntaré yo, ¡ni modo!

Se sentó en una de las bancas del pasillo, respiró hondo y le envió a Jacobo la foto de la historia privada de Samanta.

[Jacobo, ¿me puedes contar qué pasó aquí?]

Después de mandar el mensaje, Adriana empezó a preocuparse. Dudaba que Jacobo quisiera contestarle, sobre todo porque ella le había dejado una imagen de ser caprichosa y berrinchuda.

—Micaela, ya le pregunté a Jacobo. Me dijo que anoche, en el restaurante, por accidente atropelló a Samanta con el carro. La llevó al hospital, le hicieron un chequeo y ya, no pasó nada más —le explicó Adriana.

Micaela asintió con tranquilidad.

—Micaela, ¿ya viste lo buena que es Samanta para inventar chismes y armar enredos? Si no le hubiera preguntado directamente a Jacobo, todas hubiéramos terminado malentendiendo la situación —aventó Adriana, todavía molesta. Ahora se daba cuenta de que todas esas fotos comprometedoras que Samanta publicaba con su hermano seguramente también habían sido montajes.

Micaela regresó a su oficina y, apenas se sentó, su celular vibró. Era un mensaje de Jacobo.

[¿Adriana ya te explicó lo que pasó? No quiero que te quedes con una mala impresión.]

Micaela respiró hondo y respondió:

[Sí, ya me lo contó.]

Luego aprovechó para preguntar:

[¿Y lo de la custodia de Viviana? ¿Hay algún avance?]

[La próxima semana tengo la audiencia en Costa Brava. Haré todo lo posible por ganar.] —contestó Jacobo.

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