Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 1203

—Comprendo sus razones —respondió Micaela, tratando de mantener la calma y reprimir sus emociones.

—Especialmente este muchacho, Gaspar. Ha soportado una gran presión. No solo ha tenido que coordinar los recursos para avanzar en el proyecto, sino también presionar para acelerar los experimentos. Espero que no lo culpes por esto. Aunque sea tu exesposo, también es un socio de confianza. Ha hecho un gran esfuerzo por el bien de Anselmo.

Un sentimiento de culpa y remordimiento cruzó la mirada de Micaela. En este asunto, ciertamente había sido injusta con él.

—No se preocupe, señor vicepresidente. Ya conozco la verdad y haré todo lo posible para acelerar la investigación y llevar el proyecto a la fase clínica lo antes posible.

—Bien, bien. Con eso me dejas más tranquilo —dijo Norberto con gran alivio—. Gracias por su esfuerzo.

—Anselmo resultó herido cumpliendo con su deber por el país. Esto es lo menos que puedo hacer.

—De acuerdo. Hasta luego.

Tras colgar, Micaela se quedó de pie, sosteniendo el celular y suspirando. Aunque deseaba con todas sus fuerzas ir a Villa Fantasía para ver a Anselmo, en ese momento era más consciente de su responsabilidad y su misión.

Se dio la vuelta y caminó con paso firme hacia la mesa del laboratorio. A partir de ahora, aprovecharía cada segundo para avanzar en la investigación.

***

Ese día, el trabajo en el laboratorio se prolongó hasta las diez y media de la noche. Aunque su mente estaba increíblemente despejada, su cuerpo estaba exhausto.

Entró sigilosamente en la casa. En la sala, solo una cálida lámpara de pared estaba encendida. Su mirada se posó en el sofá y sus pasos se detuvieron.

Allí, recostado, estaba Gaspar. Miraba en silencio un partido de fútbol sin volumen. En sus brazos, su hija, en pijama, dormía acurrucada.

De pequeña, el lugar favorito de su hija para dormir no era la cama, sino el regazo de Gaspar. Era como si en los brazos de su padre, Pilar se sintiera más segura.

Al ver esta escena, una oleada de emociones invadió a Micaela. El sentimiento de culpa hacia Gaspar que la había acompañado todo el día se intensificó al verlo sacrificar su propio tiempo para cuidar y acompañar a su hija.