Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 1204

A pesar de lo que dijo, Micaela sintió el impulso de añadir algo para disculparse por su actitud.

Pero al levantar la vista, se topó con unos ojos profundos como el mar, donde se agitaba una tormenta de emociones complejas.

La mirada de Gaspar era tan directa que parecía quemar.

Micaela desvió la cara por instinto, esquivando esa mirada ardiente. —Ya es tarde. Tuviste un día pesado, deberías ir a descansar.

Gaspar notó cómo esquivaba su mirada y la luz de sus propios ojos se apagó. Su tono se volvió neutro. —Tú también descansa. No le des tantas vueltas a las cosas.

Dicho esto, no se quedó más tiempo y caminó hacia la puerta.

Micaela no soltó el aire hasta que escuchó la puerta cerrarse. La tensión en sus hombros se disipó y, después de apoyarse en la barra para beber un vaso de agua, subió a su habitación.

Después de bañarse, apenas se acostó, Pilar, aún dormida, se acurrucó contra ella como cuando era más pequeña. Se anidó en su abrazo, con la cabeza apoyada en su brazo, buscando la misma seguridad que un bebé para poder dormir.

Micaela, sintiendo culpa, le dio un beso en la cabecita. Durante un tiempo, estaría tan ocupada que no tendría momentos para estar con ella.

***

Los siguientes tres días, Micaela se entregó por completo a su trabajo, hasta que una llamada del director Ismael le cortó la respiración.

—Micaela, necesito que mañana te des un tiempo para venir a la Universidad de Medicina. Tenemos que discutir el plan de tratamiento para Anselmo y queremos que participes.

Micaela respiró hondo. —¿Y podré verlo?

—Claro que sí —respondió el director Ismael.

En cuanto colgó, Micaela revisó los vuelos de inmediato. Decidió salir a primera hora de la mañana para intentar volver en el mismo día.

Por la noche, al terminar de trabajar, Gaspar todavía estaba en su casa. Micaela se lo comentó y él le dijo que fuera a Villa Fantasía tranquila, que él cuidaría de la niña.

Micaela no supo qué decir por un momento. Gaspar le preguntó: —¿Necesitas que te acompañe a Villa Fantasía?

Ella se sorprendió y negó con la cabeza. —No hace falta, voy y vengo el mismo día.