Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 1266

En una tranquila cafetería del centro de la ciudad, las dos buenas amigas finalmente se encontraron. Emilia examinó a Micaela de arriba abajo.

—Sigues igual que siempre. ¡Y yo que pensaba que, ahora que eres una súper millonaria, vendrías cubierta de joyas!

Micaela llevaba un sencillo suéter de punto color marfil y unos vaqueros. Su largo cabello estaba recogido en un moño informal y llevaba un maquillaje ligero. Aparte del reloj en su muñeca, no llevaba ningún otro adorno.

Micaela no pudo evitar sonreír mientras removía su bebida.

—Ya sabes que soy fiel a mis costumbres y un poco nostálgica.

Emilia soltó una carcajada.

—Eso es verdad. —Luego, sus ojos brillaron con picardía mientras miraba a Micaela—. Y hablando de nostalgia, ¿qué piensas hacer con ese «viejo conocido» tuyo, Gaspar? ¿Vas a dejar que siga siendo «viejo» para siempre?

La mano de Micaela que removía la bebida se detuvo un instante. Luego, tomó un sorbo.

—Él no es un objeto que necesite ser «procesado». Lo nuestro ya es un capítulo cerrado. Ahora, aparte del trabajo y de Pilar, no tenemos ninguna conexión en nuestra vida privada. Cada uno tiene su propio camino.

—Samanta no ha estado dando problemas últimamente, y vi la noticia de la quiebra del Grupo Báez. Gaspar no les echó una mano, ¿significa que terminaron? —preguntó Emilia con curiosidad.

Micaela había estado tan ocupada que no había tenido tiempo de contarle nada. Le explicó brevemente que Samanta era la única donante, cómo había roto con Gaspar y cómo se había pasado al bando de Leandro Serrano.

Samanta se quedó con los ojos como platos.

—¿Qué? ¿Se fue con un hombre mayor que su padre? ¿No estaba locamente enamorada de Gaspar?

Micaela dejó su bebida sobre la mesa, con una expresión de quien ha visto de todo.

—Para ella, el amor nunca ha sido lo primero. El interés y la supervivencia sí lo son. Cuando Gaspar ya no pudo ofrecerle lo que quería, e incluso pudo amenazar sus intereses, no dudó en tomar otro camino.