Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 1288

Forzó una risa para intentar salvar las apariencias.

—Solo era una pregunta. Con una suma de dinero tan grande, nunca está de más ser precavido.

Gaspar lo miró fijamente.

—Cuestionar una decisión de la cámara de comercio basándose en meras suposiciones y sin ninguna prueba no solo demuestra una falta de confianza en mí como presidente, sino que es un insulto a todos los expertos del comité de evaluación. Le pido, señor Serrano, que mida sus palabras.

El rostro de Leandro se contrajo. Un hombre de más de sesenta años siendo sermoneado en público por un joven que no llegaba a los treinta. Era una humillación, una falta de respeto.

Antes de que pudiera replicar, Gaspar añadió con frialdad:

—Si el señor Serrano continúa haciendo acusaciones infundadas y difundiendo información falsa, la cámara de comercio se reservará el derecho de emprender acciones legales.

La voz de Gaspar era contenida, pero sus palabras resonaron con fuerza. Las miradas a su alrededor cambiaron, ahora teñidas de un respeto temeroso.

A un lado, Samanta se mordió el labio rojo. Para defender a Micaela, Gaspar había humillado a Leandro en público, dejándolo sin salida.

«Micaela, de verdad te trata como a un tesoro. ¿Acaso nadie puede decir nada sin que él salte a amenazar?».

La mirada de Samanta, cargada de resentimiento, se clavó en Micaela.

Micaela, que había permanecido en silencio, sintió una mezcla de emociones. No podía negar que la defensa de Gaspar la había conmovido, pero también le generaba una carga. No quería que él se viera envuelto en polémicas por su culpa.

Leandro, manteniendo a duras penas la compostura, dijo entre dientes:

—¡Vaya arrogancia, director Gaspar! Si todo es legal y el proyecto es tan bueno, entonces haré como que no he dicho nada.

—Señor Serrano, por allá hay buen vino. ¿Vamos por una copa? —dijo alguien, tratando de calmar la situación.

Leandro se dio la vuelta y se fue, y Samanta no tuvo más remedio que seguirlo.

Este inesperado altercado cambió ligeramente el ambiente. Micaela sintió que más ojos se posaban sobre ella.