Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 1308

Un destello de frustración cruzó los ojos de Samanta. Maldijo que su cuerpo no cooperara. Si estuviera embarazada, ¿cómo podría Leandro limitarse a que sus abogados le buscaran problemas a Gaspar?

Seguramente se esforzaría mucho más en enfrentarlo y rompería su contrato de una vez por todas.

—Leandro, eres el mejor conmigo —dijo Samanta con voz melosa. Ahora mismo, solo Leandro podía ayudarla a librarse de Gaspar.

A Leandro le halagó la actitud dependiente de Samanta, y su vanidad quedó completamente satisfecha. La abrazó con más fuerza y le aseguró:

—No te preocupes. Un tipo como Gaspar no me quita el sueño. Tú concéntrate en cuidar tu salud y prepárate para darle un heredero a la familia Serrano.

Samanta se acurrucó en su pecho con una sonrisa dócil, pero sus ojos brillaban con un cálculo frío. Tenía que quedar embarazada lo antes posible. Solo así aseguraría una posición y una voz inamovibles al lado de Leandro.

***

A la mañana siguiente.

Samanta no se atrevió a desobedecer la orden de Gaspar y, al límite del plazo estipulado en el contrato, se presentó en el laboratorio de Ángel.

Ángel, con la mayor calma posible, le dijo:

—Señorita Samanta, espero que la próxima vez no sea necesario molestar al señor Gaspar. Él está muy ocupado.

Bajo la luz fría del laboratorio, el rostro de Samanta se veía pálido y demacrado. Mientras observaba cómo su sangre fluía por el tubo hacia la bolsa, sintió como si su propia vida se estuviera escapando con cada gota.

Un pánico que nunca antes había sentido se apoderó de su corazón.

Desde que firmó aquel contrato, había perdido la cuenta de las veces que le habían extraído sangre. Y cada vez, sentía un cansancio y un mareo que tardaban días en desaparecer.

Ya no tenía veinte años, sino veintiocho. Si seguía así, ¿su cuerpo se derrumbaría? ¿Su vida se acortaría una década?

No, no podía permitirlo. Tenía que encontrar una manera de librarse de ese maldito contrato de una vez por todas.

Recordó cómo había firmado ese acuerdo sin dudarlo, en parte por el dinero, pero también por Gaspar.