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Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 1358

Al otro lado de la línea, Noelia pareció sorprendida por un par de segundos, pero rápidamente su voz recuperó la compostura.

—Samanta, hasta entre hermanos las cuentas deben estar claras, ¿no crees? ¿No es hora de que nosotras también ajustemos las nuestras?

La factura ya había enfurecido a Samanta, pero el tono profesional y distante de Noelia la hizo estallar. Cualquier intención que tuviera de reconciliarse con ella se desvaneció al instante. Se dio cuenta de que la decisión de Noelia de irse era definitiva.

Y si era así, Samanta no estaba dispuesta a salir perdiendo.

—Noelia, ¿quieres ajustar cuentas conmigo? ¡Perfecto! Pues entonces hablemos en serio. Todas las bolsas, joyas y artículos de lujo que te he regalado a lo largo de estos años, si los conviertes en dinero, suman más de un millón, ¿o no? ¿Acaso eso no es dinero? Y la comisión que te daba, ¿no era un cinco por ciento más alta que la de cualquier otro mánager? ¿Eso tampoco es dinero? ¿Y ahora vienes a exigirme dos millones? ¿Qué te pasa?

A su lado, Gloria se quedó boquiabierta en silencio. Era evidente que esas dos estaban a punto de romper lazos por completo.

Al otro lado del teléfono, Noelia parecía haber anticipado la ingratitud de Samanta. Las facturas que le había enviado correspondían a los gastos que había adelantado para ella durante el último año, gastos que debían ser reembolsados. Pero que Samanta le saliera con esas cuentas ahora, borró el último resquicio de afecto que le quedaba.

—Samanta, de verdad que no dejas de sorprenderme. Esos regalos me los diste porque quisiste, para mantener nuestra relación y asegurarte de que me desviviera por ti. ¿Y ahora los usas como moneda de cambio? En cuanto a ese cinco por ciento extra, fuiste tú quien lo propuso. Además, después de siete años de entregarme en cuerpo y alma a tu carrera, ¿crees que este es el final que me merezco?

La frustración acumulada de Noelia finalmente explotó.

—Durante estos siete años, ¿cuántos golpes he recibido por ti? ¿Cuántos problemas te he resuelto? Mientras tú vivías como una reina, yo era la que daba la cara y me encargaba de todo lo desagradable. Tenía que atenderte como si fuera tu sirvienta. Así que te lo digo claro: si falta un solo centavo, nos vemos en los tribunales.

Noelia, consumida por la ira, añadió:

—Y ya veremos quién queda peor, si la pianista venida a menos o la mánager que solo exige lo que le corresponde por contrato.

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