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Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 1390

—Voy a estar muy ocupada cuando regrese al país. Si tienes algo que decir, dilo esta noche. No estoy segura de tener tiempo cuando volvamos —soltó Micaela de repente.

Gaspar se quedó pasmado unos segundos.

¡Claro! Tenía enfrente a una eminencia de la medicina; su tiempo iba a ser oro de ahora en adelante.

Asintió con la cabeza.

—Está bien, vamos a tu habitación y platicamos.

Los ojos de Micaela brillaron por un instante.

—Mejor vamos a caminar un rato por la playa.

Gaspar se rio con una voz grave.

—¿Tan poca confianza me tienes?

Micaela también sonrió, mirando hacia el mar por la ventana.

—Eso es lo que tú piensas, yo no he dicho nada.

La sonrisa de Gaspar se hizo más profunda; decidió no darle vueltas al asunto.

—Está bien, lo que tú digas. Vamos a caminar a la playa primero.

Después de la cena, apenas eran las siete y media. La playa privada se veía tranquila y profunda, perfecta para recorrer la larga línea costera.

—¿Por dónde quieres empezar? —Micaela giró la cabeza para verlo. Ya que él quería hablar, ella estaba dispuesta a escuchar.

—Empecemos desde la primera vez que te vi —dijo Gaspar despacio—. ¿Sabías que ese verano, por pasarme el tiempo en la biblioteca del hospital esperando verte, se me juntaron todas las materias y mis calificaciones fueron un desastre?

Micaela se quedó callada un momento. Recordó ese verano en la biblioteca; los libros que su papá le había pedido leer también se habían quedado en blanco en su memoria. Sintió que las mejillas se le calentaban un poco.

—Si no leías, ¿entonces qué hacías? —preguntó alzando una ceja.

—Verte a ti. Y disfrutar el tiempo sentado ahí contigo.

—Pero si nunca nos dijimos ni una palabra —Micaela hizo memoria de aquellos días.

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