Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 246

La luz en el rincón donde estaba Micaela era tenue, así que nadie la notó. Gaspar y Samanta fueron invitados a otra sala privada del restaurante, sin percatarse de su presencia.

Aunque Micaela ya se había divorciado, los recuerdos de esos seis años con Gaspar seguían grabados muy hondo en su corazón.

Desde aquel flechazo que sintió la primera vez que lo vio hasta los seis años de matrimonio, Micaela siempre fue la que se esforzó por amar; Gaspar, en cambio, había disfrutado ser el centro de ese afecto, sin corresponderlo ni rechazarlo.

Durante todo ese tiempo, la actitud de Gaspar hacia Micaela fue siempre la misma: ni la alejaba ni le entregaba su corazón.

Ahora, al ver con sus propios ojos la manera en que Gaspar miraba a Samanta, Micaela por fin entendió que ese hombre también podía ser apasionado, atento y cariñoso.

El muro que ella nunca pudo cruzar, Samanta lo atravesaba como si nada, entrando y saliendo de ese espacio tan privado con toda naturalidad. Ella, en cambio, había gastado seis años de su vida sin lograr acercarse de verdad.

En algún momento, Micaela incluso consultó en secreto a un psicólogo. El diagnóstico fue claro:

[Su esposo probablemente tiene un bloqueo emocional. Es posible que nunca nadie logre tocar realmente su corazón.]

En ese entonces, Micaela aún tenía esperanza, pero la realidad terminó aplastando su optimismo.

Dicen que amar a alguien es como cuidar una flor, ¿no?

Ahora veía cómo Samanta era consentida y protegida por Gaspar, cómo la llevaba en la palma de la mano y la ayudaba a florecer, radiante y llena de vida.

Uno, un genio en los negocios; la otra, una diosa del piano. Solo de escucharlo, cualquiera pensaría que hacían una pareja perfecta.

Cuando Emilia salió del baño y regresó a la mesa, Gaspar la vio de inmediato. Alzó ligeramente las cejas y, sin pensarlo, se levantó y caminó hacia donde estaba Micaela.

Apenas Emilia se sentó, Gaspar apareció.

—¡Ay, qué susto! —exclamó Emilia, pues recordaba bien que, mientras iba al baño, había estado despotricando contra Gaspar.

Como era de esperarse, Gaspar notó la presencia de Micaela y preguntó:

—¿Ya te sientes mejor?

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