Gaspar llegó a la mansión Ruiz justo a las nueve de la noche. Últimamente, Florencia no se había sentido bien y él casi siempre regresaba temprano para acompañarla.
Florencia estaba sentada en el sofá, viendo la televisión. Un par de días antes, había visto a Micaela y a su nieto aparecer en un programa, lo que la llenó de esperanza y nostalgia.
—Abuelita, ya es tarde, ¿por qué no te vas a dormir? —preguntó Adriana mientras se acercaba.
—Estoy esperando a tu hermano —contestó Florencia, con una sonrisa apenas perceptible.
—¿Te sientes mal? ¿Te duele algo? —insistió Adriana, preocupada.
—No, no es eso. Hay algo que tengo que recordarle —alcanzó a decir Florencia, justo cuando vio a Gaspar entrar a la sala.
—Gaspar, ven acá con la abuelita —lo llamó, moviendo la mano para que se acercara.
Gaspar se quitó el abrigo y se lo entregó a la empleada. Llevaba un suéter negro de cuello alto que lo hacía ver aún más elegante y serio.
Adriana observaba a su abuelita, intrigada por lo que quería hablar con su hermano.
Cuando Gaspar se sentó, Florencia le preguntó:
—¿Sabes qué día es el primero de diciembre?
Gaspar sonrió de lado.
—Sí, lo sé.
Adriana, que no podía quedarse callada, murmuró:
—Abuelita, el primero de diciembre es el Día Mundial del Sida.
Florencia le lanzó una mirada regañona y chasqueó la lengua antes de volver a dirigirse a Gaspar:
—Entonces dime, ¿qué piensas hacer ese día?
Gaspar mantuvo la calma y respondió:
—Ya lo tengo planeado.
—Que no falten los regalos ni las flores —bufó Florencia.
Adriana se sentía cada vez más confundida y jaló a su abuelita del brazo, suplicándole:
—Abuelita, dime de una vez, ¿de qué están hablando tú y mi hermano? No entiendo nada.
Florencia finalmente se dignó a explicar:
—El primero de diciembre es el cumpleaños de Micaela. Le pedí a tu hermano que tenga algún detalle con ella.
Adriana cambió de expresión, sus ojos se llenaron de fastidio.
—¿Su cumpleaños? ¿Para qué le va a dar algo mi hermano? Ya se divorciaron.
—Pues aunque se hayan divorciado, no deja de haber sido su esposa. ¿No puede tener un gesto con ella?
—Abuelita, no me digas que todavía quieres que regresen —le soltó Adriana, poniéndose de pie de golpe—. Por favor, no hagas eso.
—¿Tú qué sabes? —le replicó Florencia, mirándola con severidad—. Si no fuera por tu hermano... ¿tú crees que se habrían divorciado?
Adriana apretó los labios y murmuró, molesta:
—Mi hermano ni siquiera la quiere.
Florencia soltó un resoplido y, volviéndose hacia Gaspar, que tomaba agua en la cocina, suavizó el tono:
—Gaspar, la abuelita te dice esto porque Micaela es terca. Si no das el primer paso, ella jamás va a regresar.
En el tercer piso, Adriana marcó el número de Samanta.
[—¿Bueno? Adriana, ¿qué pasa?]
[—Samanta, te cuento algo: el primero de diciembre es el cumpleaños de Micaela. Mi abuelita está presionando a mi hermano para que le lleve flores, regalos y hasta le pidió que vaya en persona a felicitarla. No vaya a ser que quiera que vuelvan.]
[—¿En serio? —Samanta sonaba nerviosa.]
[—Porfa, ese día tienes que entretener a mi hermano. No dejes que vaya con Micaela.]
[—Está bien, haré lo posible para que no vaya.]
[—Me da coraje, te juro. Mi abuelita ya quiere más a Micaela que a mí.]
[—No le hagas caso, Adri. Nadie te va a reemplazar.]
Adriana pensó lo mismo. Después de todo, Micaela ya no era parte de la familia Ruiz.
...
A la mañana siguiente, Gaspar llevó a su hija al parque de diversiones. Aunque Pilar lo miró suplicante, Micaela decidió mantener las distancias con él, aun si eso hacía que su hija se sintiera triste.
Gaspar tampoco insistió. Subió a la niña al carro y se fueron.
Micaela tuvo una videollamada con Emilia y le contó que pensaba celebrar su cumpleaños en un salón privado de su propio hotel.
—¡Ya se me olvidaba que ahora eres una millonaria! —se rio Emilia del otro lado.
Durante la tarde, Franco le envió el plan de trabajo para la siguiente semana. El lunes, Micaela tenía que estar temprano en el Gran Hotel Alhambra para la junta matutina.
Aunque las ocho empresas que lideraba habían cambiado de representante legal y de directivos, nada de eso había alterado el funcionamiento ni los negocios, pues casi todas sus operaciones estaban ligadas al Grupo Ruiz.

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