Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 304

—Sr. Félix, estas condiciones sí que son bastante generosas —comentó Micaela, hojeando los documentos antes de alzar la mirada—. Pero necesito confirmar algo: ¿todo este apoyo no viene con condiciones ocultas?

Félix sonrió con tranquilidad y, levantando su vaso con bebida caliente, le dio un sorbo pausado.

—Srta. Micaela, no se preocupe. Justo acabo de llegar a un acuerdo de colaboración con el Sr. Gaspar. Todo este material se lo entrego sin pedir nada a cambio.

Al escuchar eso, Micaela sintió un nudo en el estómago y sus dedos apretaron el borde de los papeles sin darse cuenta.

Sin embargo, recordó lo que Gaspar le había dicho personalmente: que lo que hacía no tenía nada que ver con ella, y que no debía darle vueltas al asunto.

Así que, dejando el tema de lado, Micaela se concentró en discutir los pormenores con Félix. Pasaron casi dos horas profundizando en los detalles antes de despedirse. Al salir, Félix la acompañó hasta la puerta del elevador.

—Srta. Micaela, espero con ansias los resultados de su investigación. Hagamos juntos un aporte al avance de la medicina.

Micaela le agradeció sinceramente el apoyo tan generoso.

Cuando Micaela regresó a casa, el silencio la recibió. Al no escuchar la voz de su hija, se apresuró al salón y preguntó con cierta inquietud:

—Sofía, ¿Pilar no ha llegado todavía?

—¿No estaba contigo? —respondió Sofía, alarmada.

—Hoy su papá iba a pasar por ella, seguro se la llevó a pasear un rato —intentó tranquilizarla Micaela.

Sofía suspiró, aliviada. Micaela sacó el celular y le mandó un mensaje a Gaspar.

[Pilar, ¿dónde está?]

[La traje conmigo, estamos en el centro comercial.]

[Tráela de regreso temprano.]

[Claro.]

A las ocho y media sonó el timbre. Gaspar llevó a Pilar Ruiz de vuelta a casa. Micaela esperaba en la entrada del salón mientras Sofía le abría la puerta.

Gaspar se agachó para decirle algo a su hija. Pilar, con una sonrisa de oreja a oreja, agitó la mano.

—¡Adiós, papá!

Gaspar se incorporó y, desde lejos, le lanzó a Micaela una mirada profunda, llena de matices difíciles de descifrar.

Sofía, que observó todo, no pudo evitar preguntar:

—Señor, ¿no quiere pasar a sentarse un rato?

—Tengo pendientes que atender —respondió Gaspar con voz cortante.

Dicho esto, se marchó sin mirar atrás.

Sofía se quedó sorprendida. Antes sentía que la señora era la que trataba con distancia al señor. Ahora se daba cuenta de que él también se había alejado. Ya ni siquiera quería poner un pie en la casa.

...

Con el respaldo de Félix, los experimentos de Micaela avanzaron a mejor ritmo, permitiéndole ahorrar tiempo y recursos valiosos.

Por otro lado, Zaira recibió una invitación del laboratorio de Natalia. Habían conseguido un avance importante y planeaban hacer el anuncio esa tarde a las tres.

Micaela, Lara y Ramiro fueron invitados a asistir a la presentación.

Lara y Ramiro regresaron juntos desde InnovaCiencia Global. En la cafetería, Lara parecía de buen humor.

—¡La Sra. Natalia sí que sabe rodearse de talento! Dicen que hoy van a anunciar un avance enorme en células con inteligencia artificial —comentó Lara, lanzando una mirada significativa hacia Micaela y esbozando una sonrisa torcida.

A las tres en punto, la conferencia del laboratorio de Natalia dio inicio.

El encargado de biotecnología subió al estrado. Primero explicó el enfoque de su investigación, luego encendió el proyector y presentó la tecnología central detrás de sus células de IA.

Mientras demostraba el funcionamiento, Micaela sintió que la sangre se le iba del rostro. Aquello era prácticamente idéntico al algoritmo principal que InnovaCiencia Global había desarrollado.

—No puede ser... —murmuró para sí misma.

Ramiro la miró, atónito.

—Micaela, esto...

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