Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 408

Micaela le sonrió a Jacobo y lo saludó con amabilidad.

—Me enteré que estuviste fuera del país por trabajo, ¿cuándo regresaste?

—¿Y cómo supiste que salí del país? —preguntó Jacobo, genuinamente sorprendido.

Micaela soltó una pequeña sonrisa.

—La última vez que fui a la escuela, me topé con la señora que ayuda en tu casa, ella me lo contó.

Por un instante, en los ojos de Jacobo se asomó una sombra de desánimo. Por un momento pensó que Micaela había preguntado por él a propósito.

—Sí, regresé hace dos días, fui a arreglar unos asuntos de la empresa —respondió Jacobo con una sonrisa tranquila—. Ya casi termino con todo ese rollo.

Micaela lo observó de pies a cabeza. Jacobo destilaba una calma absoluta. Al parecer, en la batalla familiar por el control de la empresa, él había salido victorioso.

En ese preciso momento, se escuchó un revuelo en la entrada del salón de la fiesta.

Micaela volteó sin pensarlo. Vio a Gaspar, impecable en un traje negro perfectamente entallado, conversando animadamente con un señor mayor mientras entraban juntos.

Pero en cuanto sus ojos se posaron sobre Micaela y Jacobo parados uno al lado del otro, la sonrisa de Gaspar se congeló por unos segundos, y una sombra oscura cruzó por su mirada.

Gaspar intercambió unas palabras rápidas con el hombre mayor y se dirigió directamente hacia ellos.

—Gaspar, qué bueno que llegaste —saludó Jacobo antes que nadie.

Gaspar, siempre sereno, preguntó:

—Jacobo, ¿ya pudiste resolver lo de tu familia?

—Sí, todo está bajo control —asintió Jacobo.

Entonces, Gaspar giró la mirada hacia Micaela.

—Hoy te ves muy guapa.

Estas palabras eran casi idénticas a las que Jacobo le había dicho antes. Sin embargo, viniendo de Gaspar, el comentario hizo que Micaela pusiera un gesto distante y no le respondiera.

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