Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 449

—¿Jacobo tiene a alguien que le gusta? —Quintana arrugó la frente, confundida—. Pero, ¿no que la señora Montoya dijo que su hijo andaba soltero? ¿Que no tenía novia?

—¿Jacobo se fijó en alguna niña de familia acomodada? —preguntó Quintana, sin poder disimular la curiosidad.

En los ojos de Adriana cruzó una mezcla de rabia y tristeza.

—¿Qué niña rica ni qué nada? Es Micaela. La que le gusta a Jacobo es Micaela.

Aunque Quintana recordaba haber visto la otra vez a Jacobo y Micaela subiendo juntos al carro, escuchar lo que decía su hija la dejó completamente descolocada.

—¿Cómo? ¿Jacobo está interesado en Micaela? —su expresión era de incredulidad.

Adriana bajó el rostro y empezó a sollozar, como si ya no pudiera contener el dolor.

Quintana enseguida intentó consolarla:

—Adriana, tranquila, a lo mejor se están confundiendo… puede haber algún malentendido.

En el fondo, Quintana no creía posible que Jacobo se hubiera fijado en Micaela. Habían crecido juntos, y Micaela, además, fue la esposa de su propio hijo. ¿Cómo iba a enamorarse Jacobo de la ex de su amigo?

—Ojalá fuera una confusión, pero no. Jacobo no solo siente algo por Micaela… Él se enamoró de ella. Así, de verdad.

—Pero Micaela… —Quintana iba a decir que en la familia Montoya tampoco aceptarían esa relación.

Adriana, entre llanto y suspiros, la interrumpió:

—Pero a Jacobo no le importa nada de eso. Por Micaela, haría cualquier cosa, le da igual lo que digan los demás…

Cada palabra de Adriana pesaba más. El llanto no dejaba de brotarle.

Quintana se quedó pensativa, sin saber cómo consolarla. Era cierto que Micaela ahora brillaba y llamaba la atención de todos; que Jacobo se enamorara de ella, tampoco era tan raro.

Pero no quería ver a su hija tan derrotada. Si Jacobo no era para ella, seguro podría encontrar a alguien más.

De pronto, recordó las palabras que su hijo le había dicho la última vez: que Jacobo no era el indicado para Adriana.

¿Será que él ya sabía lo de Jacobo y Micaela?

Quintana soltó un suspiro. ¿Por qué todo tenía que ser tan enredado entre estos muchachos?