En ese momento, se escucharon unos golpecitos en la puerta. Zaira respondió:
—Adelante.
Micaela entró cargando unos documentos entre los brazos.
La mirada de Lara se clavó en ella, encendida por una chispa de envidia que no pudo disimular.
Micaela también la notó, y por un instante se quedó perpleja.
—Sra. Zaira, regreso más tarde —alcanzó a decir Micaela.
—Micaela, pasa —intervino Zaira antes de que Micaela pudiera salir. Luego volteó hacia Lara—. Lara, puedes retirarte ya.
El corazón de Lara dio un vuelco. Bastaba esa frase para saber a quién prefería Zaira. No había duda.
—Claro, Sra. Zaira.
Lara se volteó, recuperando esa expresión sumisa tan ensayada, y se acercó a Micaela con paso lento. Micaela, impasible, la esperó de pie en la entrada, como si no le importaran para nada los berrinches y el resentimiento de Lara.
Micaela ya intuía lo que ocurría. Sabía que Lara había regresado tan rápido al laboratorio porque quería arrebatarle el proyecto de investigadora principal independiente. Con esa relación tan cercana con Gaspar, Lara era la candidata ideal para quedarse con el puesto.
Zaira le preguntó a Micaela:
—¿Vino Gaspar hace un rato? ¿Intentó convencerte?
Micaela respondió con firmeza:
—Sra. Zaira, ya tomé una decisión.
Era obvio que nada ni nadie la iba a hacer cambiar de opinión.
—Está bien, eso no se puede forzar, pero todavía quedan tres meses para la fase de pruebas del nuevo medicamento. Puedes pensarlo con calma.
Micaela dejó el reporte sobre el escritorio y asintió.
—Voy a terminar mi trabajo hasta el final.
Al salir Micaela, el celular de Zaira vibró. Al ver que era Gaspar, contestó al instante.
—¿Bueno? Gaspar.
—Sra. Zaira, ya hablé con Micaela. Tengo un plan —la voz de Gaspar sonó tranquila al otro lado de la línea.
—¿A ver, cuál es ese plan? —preguntó Zaira, intrigada.
—Le propongo que conserve su puesto como investigadora principal independiente, sin necesidad de estar en el laboratorio a diario. Ella decidirá el rumbo de su investigación y el equipo. Mantendrá el mismo financiamiento y recursos —Gaspar hizo una pausa—. Así puede tener libertad para investigar y seguir contando con el apoyo del laboratorio.
—Eso... —Zaira no pudo ocultar su sorpresa—. ¿Así que no piensas dejar ir a Micaela?
—Es una buena oportunidad. Habla con ella, por favor.
—De acuerdo, yo me encargo. Seguimos en contacto.
Gaspar colgó. Zaira dejó el celular a un lado, confirmando lo que ya sospechaba: Gaspar no estaba dispuesto a dejar ir a Micaela.
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