Micaela había pensado que Gaspar no querría dejarla ir, pero jamás imaginó que intentaría retenerla con este tipo de propuestas.
Ya que había decidido marcharse, daba igual qué plan se le ocurriera a él, o a quién enviara para convencerla; nada la haría cambiar de opinión.
—Señora Zaira, por favor dígale que no pierda el tiempo. No voy a aceptar ese trato —dijo Micaela, firme.
En los ojos de Zaira se asomó una chispa de sorpresa. Sabía que esa era la mayor concesión y el mayor acto de flexibilidad que Gaspar podía ofrecer. Si Micaela supiera aprovechar la oportunidad, sería lo mejor para ella.
—Micaela, no te apresures a rechazarlo —le aconsejó Zaira con un tono sereno—. Este trato solo te trae beneficios. Piénsalo, podrías irte del laboratorio y aun así contarías con todo el apoyo. ¿No te parece una gran oportunidad?
Micaela guardó silencio un momento antes de levantar la mirada.
—Señora Zaira, gracias por su preocupación.
—No es solo idea de Gaspar, también es mi recomendación —continuó Zaira, con una mirada sincera—. En la investigación científica, los recursos y las conexiones lo son todo. No tiene caso que, por un asunto personal, vayas a poner en riesgo tu futuro.
Micaela lo entendía. Para cualquier persona dedicada a la ciencia, unas condiciones así eran un privilegio. Si su papá siguiera vivo, seguramente también le daría ese mismo consejo.
Pero... ella tenía claro el camino que quería recorrer.
Zaira, sin rendirse, insistió con suavidad:
—Puedes verlo como una simple colaboración profesional. Gaspar valora tu talento; tú necesitas sus recursos y fondos. Cada quien obtiene lo que busca y no se entrometen en la vida del otro. Así funciona bien.
Micaela apretó los labios, en silencio. Sabía que Zaira decía todo eso por su bien, y aun así, rechazar su amabilidad la hacía sentir incómoda.
Zaira, finalmente, soltó un suspiro. Después de convivir con Micaela, había entendido bien su carácter: si ya había tomado una decisión, no había vuelta atrás.
—Bueno, la prueba del nuevo medicamento termina en tres meses. Tómate tu tiempo para pensarlo y decide después.
Cuando Zaira se fue, Micaela se quedó sentada, con el ceño fruncido. Cualquier otra persona habría aceptado esa propuesta sin dudar. Gaspar la conocía bien, sabía que ella no podía dejar la investigación así como así. Tener la independencia de un PI junto con los recursos del laboratorio era el sueño de todo científico.
Pero Gaspar seguía pensando que ella era la misma Micaela de antes. Esta vez, él se equivocaba.
A Micaela no le preocupaba quedarse sin recursos o sin fondos. Al final, lo que quería era cortar de raíz cualquier lazo con Gaspar.
Y menos que nada deseaba convertirse en su herramienta para hacer dinero.
...
—Lara, esta vez tienes que conseguir el puesto de PI independiente. Yo voy contigo hasta el final —dijo Dafne convencida.
A Lara se le quitó el apetito. Echó una mirada a Micaela y respondió:
—Haré lo posible, pero no sé si lo logre.
—Ramiro sigue en InnovaCiencia Global. Fuera de ti, nadie más puede sacar adelante ese proyecto —insistió Dafne.
Lara prefirió no decirle que la salida de Micaela significaba la cancelación del proyecto. Solo murmuró:
—Ya veremos después.
...
Cuando Micaela regresó a su oficina, su celular vibró. Era un mensaje de Jacobo.
[Dicen que vas a dejar el laboratorio de Gaspar, ¿es cierto?]

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