Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 531

Micaela guardó el celular en su bolso y caminó hacia la playa, donde su hija y Gaspar estaban jugando con la arena.

—Mamá, mira, este es el castillo que papá hizo para mí —exclamó Pilar, señalando orgullosa un pequeño castillo de arena.

—¡Qué lindo! —le sonrió Micaela a su hija. Ya que era raro poder pasar un día de descanso con ella, se propuso hacer que Pilar la pasara de lo mejor.

En ese momento, el celular de Micaela volvió a sonar. Pensó que podría ser Samanta otra vez, pero al ver que era Emilia quien llamaba, la comisura de sus labios se curvó en una leve sonrisa. Tomó el celular y se alejó unos metros para contestar.

Emilia quería platicar sobre algunos detalles de la boda. Micaela, animada, no tardó en ofrecer sugerencias y consejos. Se quitó las sandalias y, mientras sentía la arena húmeda y fresca bajo sus pies, charlaba con Emilia, relajada, dejando que el agua del mar le mojara los tobillos.

Gaspar la miró de reojo. La vio sonreír, con la brisa del mar jugando con los mechones sueltos de su cabello, y una tranquilidad que parecía contagiarlo todo. La escena irradiaba alegría y ligereza, como si por un momento no existiera el peso de los problemas.

—Papá, mira la concha que encontré —Pilar le mostró una pequeña concha, agitándola cerca de su cara.

Gaspar desvió la mirada hacia ella y le respondió:

—Está preciosa.

En ese instante, una risotada cristalina de Micaela llegó flotando por el aire. Gaspar entrecerró los ojos y volvió a mirarla; la vio pisando el agua, como una muchacha enamorada, ajena al mundo.

Un pensamiento le cruzó la mente. ¿Será Anselmo quien la hace reír así?

—¿Por qué mamá sigue hablando por teléfono? —preguntó Pilar, mirando hacia su madre, deseando que fuera a ver su hallazgo. Sin esperar respuesta, se puso de pie y corrió hacia Micaela.

—Mamá, ¿con quién hablas?

—Estoy platicando un rato con la señora Emilia, ahorita voy contigo, ¿sí? —Micaela se agachó para hablarle con dulzura.

—¡Ok! —contestó Pilar y regresó corriendo con su papá.

Gaspar le preguntó:

—¿Con quién está hablando tu mamá?

—Con la señora Emilia —respondió Pilar, alzando la cabeza.

Gaspar bajó la mirada, con una media sonrisa que apenas se notaba.

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