Emilia intentó persuadirla:
—Mica, no puedes dejar que una sola mala experiencia en el matrimonio te cierre las puertas para siempre…
La mirada de Micaela era diáfana, tranquila, como si el mundo a su alrededor no pudiera perturbarla.
—Ahora me gusta mucho el ritmo de vida que llevo. Jacobo me ha ayudado bastante y siempre le estaré agradecida. Anselmo es un gran amigo, y Ramiro, pues, es como un mentor para mí. Pero los sentimientos no funcionan por la fuerza, Emilia.
Emilia la entendía mejor que nadie. Sabía que Micaela no era buena diciendo que no; tampoco quería dañar a nadie. Si alguien se acercaba y le daba un poco de calor, ella se volvía torpe, solo sentía gratitud, y después ya no sabía cómo manejar esas emociones.
—¿Y si un día conoces a alguien adecuado? ¿Ni así te lo planteas? —le preguntó Emilia con un dejo de tristeza.
Micaela dejó la taza de café sobre la mesa. Sus ojos reflejaban una dulzura serena, pero su voz salió firme:
—Emilia, ahora estoy más clara que nunca. No es que le tenga miedo al matrimonio, simplemente sé lo que busco.
Para Micaela, entrar a una relación solo por entrar sería injusto para todos. Además, tenía a su hija, y en su vida, ella siempre iba primero. No podía entregarse de lleno a una relación sabiendo que la niña era su prioridad absoluta.
Emilia sonrió con complicidad.
—Eso es, después del divorcio uno tiene que aprender a quererse primero. Y claro que se puede vivir increíble estando sola.
Micaela asintió. Esas palabras eran exactamente las que tenía en la cabeza.
El reloj marcaba las ocho. Apenas se despidió de Emilia, el celular de Micaela vibró. Al ver el nombre de Anselmo en la pantalla, se quedó un instante pensativa.
—¿Hola, Anselmo? —contestó.
—Estoy frente a tu casa. ¿Puedes salir un momento? Quiero decirte algo en persona.
Justo Micaela también tenía cosas que decirle, así que aceptó:
—Voy en camino. Estoy cerca, en diez minutos llego.
—Perfecto, aquí te espero.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Divorciada: Su Revolución Científica