Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 55

Así que él resultaba ser el papá de Samanta.

De golpe, todas aquellas dudas que Micaela había cargado durante días por fin encontraron respuesta.

Seguro Gaspar se había interesado en el proyecto del laboratorio porque el papá de Samanta se lo había contado. Al fin y al cabo, Gaspar era el mayor inversionista del laboratorio, y decidir quién se hacía cargo de qué proyecto dependía solo de una palabra suya.

—Perdón por llegar tarde, me presento: soy Néstor Báez, responsable del proyecto en InnovaMed Devices. Como me retrasé por el tráfico, me castigo yo solo con un trago —anunció, levantando su vaso.

—Señor Néstor, no se preocupe, siéntese y coma algo antes, si no se le va a dañar el estómago —le dijo Joaquín, poniéndose de pie para invitarlo a la mesa.

Micaela pensaba en silencio: ¿entonces el papá de Samanta se apellida Báez? ¿Será que Samanta no es hija de la esposa legítima? Con la fortuna de Néstor, no sería raro que tuviera una amante y una hija fuera del matrimonio en el extranjero.

Néstor seguramente no la conocía. Cuando se levantó a brindar, ni siquiera se fijó en Micaela, y ella también procuró pasar desapercibida.

Mientras todos platicaban animados y la comida corría, Micaela aprovechó para sacar su celular y buscar noticias sobre InnovaMed Devices. La noticia más reciente que saltó fue una demanda conjunta de tres hospitales contra la empresa: la acusaban de entregar equipos médicos defectuosos.

Micaela echó un vistazo a Néstor. Aunque mostraba una sonrisa afable y el aire de un hombre educado, cuando Joaquín tocó el tema delicado, sus ojos destellaron un brillo agudo. Era la mirada de alguien que solo ve negocios.

—Señor Joaquín, puede estar tranquilo. Ya estamos en tratos con varias compañías internacionales de equipo médico y le aseguro que los productos que les entreguemos serán los mejores. Si hay algún problema, nosotros nos hacemos responsables hasta el final —prometió Néstor.

...

Después de la cena, Micaela llevó a Verónica a su casa.

Apenas subieron al carro, Verónica empezó a curiosear sobre la vida de Micaela.

—Oye, Micaela, ¿a qué se dedica tu esposo?

—Tiene un negocio —respondió ella sin dar detalles.

—¿Y qué tipo de negocio? ¡No me digas que es dueño de una empresa grande! —Verónica la miraba intrigada; aunque Micaela solía vestirse discreta, su bolsa y su reloj eran de marca.

—Es un negocio normal, nada fuera de lo común —insistió Micaela.

Verónica no podía creerlo. ¿Un hombre que había logrado que Micaela dejara la universidad en segundo año para casarse, solo tenía un pequeño negocio?

—¿Y ya tienes hijos?

—Sí, una hija.

—¡Qué envidia! Tan joven y ya con la tarea de tener hijos cumplida. Así puedes dedicarte tranquila a tu carrera después.

Micaela sonrió. Cuando llegaron al edificio de Verónica, estacionó el carro frente a la entrada. Verónica le dio las gracias y bajó.

En cuanto Verónica salió, Micaela condujo directo a su casa. Cuando llegó, ya eran las nueve de la noche.

—Señora, ya regresó —le avisó Sofía apenas entró.

—¡Mamá, mamá! —escuchó la vocecita de Pilar bajando las escaleras.

Micaela se cambió de zapatos y fue a encontrarse con su hija. Había visto el carro de Adriana en el estacionamiento, así que sabía que aún no se había mudado.

Dejó que Pilar fuera a jugar, mientras ella subía a bañarse y después tomó la computadora para investigar sobre las empresas de Néstor. Resultó que Néstor no tenía solo una compañía de equipo médico, sino cuatro más relacionadas con el rubro de la salud. Prácticamente, cubría todo lo que un hospital pudiera necesitar.

Micaela le mandó la información de las empresas de Néstor a Emilia, pidiéndole que investigara los procesos legales en los que estuviera involucrado en los últimos años.

Capítulo 55 1

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