Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 558

Cuando Lara vio a Micaela salir del elevador, le dedicó una sonrisa.

—Ni modo, el nuevo proyecto de InnovaCiencia Global me llama. Ya después nos reunimos.

—¿Es el nuevo proyecto de integración cerebro-máquina de InnovaCiencia Global? —exclamó Dafne, emocionada—. ¡Lara, de verdad eres increíble!

Micaela, que justo pasaba cerca, alcanzó a escuchar el comentario de Dafne. No le sorprendía que Lara se hubiera unido al proyecto central de InnovaCiencia Global. Después de todo, Gaspar siempre había cuidado a la familia Báez.

—Micaela, espera un momento —llamó de pronto Lara.

Micaela frenó su paso, girando levemente la cabeza.

—Seguro ya escuchaste sobre el proyecto de integración cerebro-máquina de InnovaCiencia Global, ¿verdad? —comentó Lara—. Es el nuevo núcleo de investigación. Ramiro es el investigador principal y yo soy su asistente.

De pronto, Dafne pareció recordar algo y soltó:

—¡Micaela, escuché que Laboratorios Rojas Innovación va a reabrir! ¿No me digas que tú vas a entrar ahí?

Lara se volteó sorprendida.

—¿Quién te dijo eso?

—La otra vez escuché por casualidad a la señora Zaira platicando con el doctor Leiva. Creo que un doctor latino de Costa Brava va a regresar al país para reabrir el laboratorio —explicó Dafne, aunque en su cara se notaba que no tenía claro el asunto.

Lara soltó una risa burlona.

—¿El legendario Laboratorios Rojas Innovación va a terminar como un laboratorio de segunda?

—¿Quién dice que es de segunda? —interrumpió de repente Zaira, que había escuchado todo.

Tanto Lara como Dafne se encogieron de hombros, sorprendidas.

—Lara, ya llegó el elevador —intervino Dafne, tratando de calmar las cosas.

—Micaela, esta vez vamos a competir de verdad. Veamos si tu laboratorio logra primero el éxito o si InnovaCiencia Global demuestra ser mejor —aventó Lara, sin perder la oportunidad de desafiarla.

Micaela solo se dio la vuelta y se fue, sin molestarse en responder.

Lara apretó tanto el borde de la caja que llevaba que la deformó. Sin embargo, al poco tiempo se tranquilizó. Para ella, el silencio de Micaela solo significaba una cosa: no tenía confianza.

No se atrevía a aceptar el reto.

Porque esto ya no era su especialidad; el proyecto de integración cerebro-máquina era nuevo, y en todo el mundo no había habido un caso exitoso. Micaela tendría que empezar desde cero.

Con el respaldo millonario del Grupo Ruiz, Lara tenía claro que InnovaCiencia Global sería el primero en lograrlo.