Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 584

—No te rías, hablo en serio —protestó Emilia, inflando las mejillas.

Micaela se cubrió la boca, aún sonrojada por la risa.

—Ya, ya, no me río más. Tú tranquila, solo actúa con naturalidad y todo va a salir bien.

—Puedes invitar a Sofía también, así te ayuda a cuidar a Pilar —sugirió Emilia.

—¡Perfecto! Entonces le aviso a Sofía para que venga conmigo —respondió Micaela, animada.

...

Al día siguiente al mediodía, Gaspar llegó al Gran Hotel Alhambra para reunirse con un cliente. Apenas puso un pie en el lobby, se fijó en dos empleados que entraban cargando un letrero de bodas. Su mirada se detuvo en la foto de la novia y, al mirar bien el nombre, entrecerró los ojos.

Tal como sospechaba, era la foto de Emilia, la mejor amiga de Micaela.

Gaspar se volteó hacia el gerente y preguntó:

—¿Cuándo es la boda de esta pareja?

—Pasado mañana —informó el gerente.

Gaspar asintió, giró sobre sus talones y se dirigió al área de los elevadores.

...

El día antes de la boda, Micaela llevó a Pilar a probarse un vestido bonito para la ocasión.

—Mamá, ¿me veo linda? —Pilar giraba sobre sí misma, haciendo que la falda rosa se elevara en el aire.

—Te ves preciosa, mi amor —le sonrió Micaela con ternura.

Micaela también había preparado un vestido elegante para asistir a la boda de su amiga. Aunque Emilia le pidió ser dama de honor, Micaela prefirió rechazar porque ya era divorciada, pero igual quería verse espectacular para acompañar a su amiga en ese día tan especial.

El gran día llegó. El salón principal en el tercer piso del Gran Hotel Alhambra estaba decorado con flores frescas y luces suaves, creando una atmósfera de cuento de hadas. El color violeta predominaba, dándole un aire sofisticado a la ceremonia.

La noche anterior, Micaela se había instalado en la suite presidencial junto a su hija y Sofía.

A las ocho de la mañana, Micaela fue al salón de maquillaje. El equipo de estilistas rodeaba a Emilia, quien ya lucía como una novia de revista.

—Maquíllenla también a ella —pidió Emilia a una de las maquillistas que acababa de terminar.

Micaela aceptó sin poner peros y se sentó frente al espejo. Cuando terminaron, el maquillaje casi la hacía ver como una celebridad, y el vestido azul que eligió resaltaba su elegancia.

En ese momento, sonó el celular de Sofía. Micaela contestó de inmediato:

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