Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 603

El carro de Micaela salió primero, mientras Gaspar tenía que tomar la izquierda. Se quedó observando cómo el carro se alejaba, apretando el volante con fuerza.

...

Micaela y Emilia estaban sentadas en una cafetería, poniéndose al día. En medio de la plática, salió el tema del accidente de Micaela. Emilia abrió los ojos, sorprendida.

—¿Qué? ¿De verdad casi te atropellan?

—Jacobo me empujó para salvarme. El que terminó herido fue él. Toda la semana estuve cuidándolo —explicó Micaela.

—¿Y está muy mal? —preguntó Emilia, notándose preocupada.

—Se fracturó el brazo, pero ya le dieron de alta. Ahora está en casa, recuperándose —añadió Micaela, suspirando.

—Mira nada más, ahora le debes otro favor enorme. Ya van dos. ¿Cómo piensas pagarle todo eso? —Emilia no pudo evitar lanzarle una mirada pícara—. Dicen que en la antigüedad, cuando alguien te salvaba la vida tenías que casarte con él.

—No digas tonterías —replicó Micaela, revolviendo su café, con los ojos un poco más serios—. Jacobo para mí es solo un amigo muy importante. Nada más.

Emilia apoyó el mentón en la palma de la mano, mirándola con una sonrisa traviesa.

—Pero para Jacobo tú no eres solo una amiga, ¿eh?

—Yo solo siento agradecimiento y cariño de amistad por él —dijo Micaela, sintiendo una mezcla de emociones a las que nunca se acostumbraba.

—¿Y cómo piensas agradecerle? No puedes dejar las cosas así, como si nada —insistió Emilia.

Micaela se quedó pensando y, después de unos segundos, respondió:

—Ya lo pensé. Cuando Jacobo se recupere por completo, voy a darle las gracias de nuevo y después... voy a mantener cierta distancia.

—Pero Jacobo es un tipazo, y además súper atento. —Emilia no quería que su amiga perdiera la oportunidad de ser feliz.

—Emilia —la interrumpió Micaela, mirándola directo a los ojos—. Yo no quiero usar mis sentimientos para pagarle un favor. Sería injusto para Jacobo.

Emilia soltó un suspiro.

—Está bien, te entiendo. Después de todo lo que pasaste con tu ex, aunque se te aparezca el hombre más cariñoso, ya nada te convence.

Pero había algo que no podía dejar de preguntar; bajó la voz y preguntó con curiosidad:

—¿Gaspar sabe que estuviste cuidando a Jacobo? ¿No se puso como loco?

—¿Y qué tendría que ver mi vida con él? —respondió Micaela, levantando las cejas.

—Pero, ¿sabe o no sabe? —insistió Emilia.

—Fue a ver a Jacobo en el hospital —dijo Micaela, tomando un trago de café.

Emilia se quedó pensando. La actitud tan indiferente de Gaspar solo podía significar una cosa: nunca amó de verdad a Micaela. ¿Qué clase de exmarido ve a su exesposa cuidar a otro y ni se inmuta?

Solo a alguien que ya no le importa puedes verlo así, de frente, sin sentir nada.

Emilia sentía que los seis años que Micaela entregó a esa relación no valieron la pena. Si desde el inicio hubiera conocido a Jacobo, tal vez ahora sería otra historia.

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