Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 609

Micaela dibujó una mueca burlona en la comisura de sus labios y, sin mirar atrás, le soltó al hombre que la seguía:

—Si me vuelvo a casar, créeme que serás el primero en enterarte.

En ese instante, se escuchó el sonido —ding— al abrirse la puerta del elevador en la planta baja. Micaela salió sin voltear, mientras detrás de ella se oía la tos de Gaspar, ya sin contenerse.

...

Al mediodía, exactamente a las doce, el carro de Micaela se detuvo frente a las oficinas del Grupo Montoya. Ese día, Jacobo había decidido regresar al trabajo.

Comparado con la última vez que lo vio, Jacobo se veía mucho mejor. Aunque ya no llevaba yeso en el brazo, todavía se notaba cierta rigidez en sus movimientos.

Micaela bajó del carro y, sin esperar, fue directamente a abrirle la puerta a Jacobo. Él se quedó un poco sorprendido y algo apenado por el gesto.

—Abrir la puerta es algo que aún puedo hacer yo solo —le comentó, entre nervioso y agradecido.

Micaela le sonrió con soltura y naturalidad.

—Te dije que me encargaría de cuidarte hasta que te recuperaras.

Jacobo se acomodó en el asiento del copiloto. Al respirar, percibió el ligero aroma que flotaba en el aire dentro del carro, y sin poder evitarlo, se le dibujó una sonrisa de satisfacción.

Él ya había reservado una mesa en un restaurante cercano. En menos de diez minutos, Micaela estacionó el carro en el lugar y ambos entraron al restaurante. Apenas cruzaron la puerta, un mesero se les acercó con una sonrisa cordial.

—Señor Jacobo, qué gusto verlo. Su mesa está lista, por aquí.

Por la actitud del personal, quedaba claro que Jacobo era un cliente habitual. Varios meseros lanzaron miradas curiosas a Micaela, pues era la primera vez que veían a Jacobo llegar con una chica tan joven y atractiva.

Jacobo se inclinó hacia ella y comentó en voz baja:

—Siempre me ha gustado venir aquí. Está cerca de la oficina y, además, la comida es de mi gusto.

Micaela asintió, sin perder la compostura.

—Hoy en la mañana, ¿no venías de InnovaCiencia Global? —le preguntó Jacobo, con tono casual.

—No, tuve una junta temprano en el Gran Hotel Alhambra, venía directamente de allá —explicó Micaela.

Jacobo tomó su vaso de agua y bebió un sorbo.

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