Micaela asintió con la cabeza. Justo en ese momento, Lara salió de su oficina también. Para recibir a Nico como se merecía, Leónidas decidió reunir a todo su equipo y dirigirse a la entrada para darle la bienvenida.
Ramiro se acercó, y Lara de inmediato le habló:
—Ramiro, ven con nosotros.
Cuando Ramiro entró al elevador, mantuvo la puerta abierta para esperar a Micaela, y bajaron juntos.
Lara miró a Micaela, pensando que el proyecto de Interfaz Cerebro-Máquina seguía sin arrancar. La dificultad del proyecto era tan grande que, incluso con todo el talento de Micaela, parecía que esta vez ni ella podía avanzar.
Lara dejó asomar una pequeña sonrisa. Había escuchado que el doctor Nico y su equipo habían logrado avances impresionantes en investigación cerebral. Ahora, hasta Micaela tendría competencia verdadera.
El elevador llegó a la planta baja. Todos caminaron hacia el vestíbulo. Desde lejos, Micaela alcanzó a ver a Gaspar parado en la puerta, platicando en voz baja con Leónidas.
Lara también notó la presencia de Gaspar. Que él estuviera ahí solo confirmaba que la reunión de hoy era de suma importancia.
La mirada de Gaspar se detuvo unos segundos en Micaela, luego se giró hacia la entrada, donde una camioneta ejecutiva acababa de estacionarse.
Gaspar acompañó a Leónidas hasta el vehículo. Nico bajó junto con cuatro integrantes de su equipo. Gaspar se acercó y le extendió la mano.
—Bienvenido, doctor Nico.
Nico, a diferencia de la última vez que había visto a Gaspar, ahora mostraba una sonrisa y le devolvía el apretón de manos.
—Señor Gaspar —respondió, y enseguida fijó la vista en Micaela—. Micaela.
—Señor Nico —saludó Micaela, acercándose. Al mismo tiempo, asintió a modo de saludo hacia Aitana y Emir, quienes estaban con él.
Todos sabían de la relación entre Micaela y Nico; después de todo, Micaela estuvo a punto de integrarse al equipo de Nico.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Divorciada: Su Revolución Científica