Entrar Via

Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 665

—Gracias —Micaela le sonrió, sintiendo también una buena impresión hacia ella.

La asistente aún no la había llevado a su lugar cuando un llamado telefónico la obligó a marcharse. Micaela, buscando dónde sentarse, de pronto vio a Samanta.

Samanta conversaba animadamente con dos mujeres elegantemente vestidas. Bajo la luz, el collar de diamantes en forma de copo de nieve, de un rosa sutil, resaltaba en su cuello, combinando perfecto con el vestido color champaña que llevaba esa noche.

En ese instante, Samanta levantó la mirada y vio a Micaela. En el fondo, ya intuía que ella asistiría, considerando su buena relación con la señora Villegas y el hecho de que el evento era una recaudación para pacientes con leucemia.

De cualquier modo, Samanta estaba convencida de que Micaela tenía algo especial, pero también de que ella misma era única e irremplazable.

Sonrió de medio lado, y como si temiera que Micaela no hubiera notado su collar, llevó instintivamente la mano al pecho, acariciando el adorno con elegancia.

Justo entonces, la asistente que se había ausentado regresó apresurada. Al ver a Micaela, hizo un gesto invitándola.

—Señorita Micaela, sígame, su lugar está por aquí.

Samanta observó hacia dónde la llevaban y por un instante su sonrisa se congeló. ¿Micaela en la segunda fila?

En la alta sociedad, el lugar que ocupas dice mucho sobre tu estatus, y esa noche, la distribución de los asientos había sido cuidadosamente decidida por la señora Villegas.

Que Micaela estuviera en la segunda fila dejaba claro lo importante que era para la organizadora.

Samanta recordó la última vez que la invitaron a una fiesta de la señora Villegas y cómo la aparición repentina de Micaela le robó toda la atención. No pudo evitar sentirse incómoda al recordarlo.

Apenas Micaela se acomodó en su asiento, los invitados a su alrededor comenzaron a fijarse en ella. Una mujer le extendió la mano.

—Hola, señorita Micaela, es un gusto conocerla.

—Hola —respondió Micaela con una sonrisa amable.

De reojo, Micaela notó que otro invitado se acercaba a su lado. Por instinto levantó la vista y, al ver quién era, se quedó completamente sorprendida.

—¿Anselmo?

—¿Por qué no revisas tú misma si ya estoy bien?

—No empieces, estamos en un evento formal —le lanzó una mirada rápida.

Algunas personas sentadas cerca no perdieron detalle de la escena y voltearon a verlos. Anselmo, un poco apenado, disimuló con una pequeña tos y se puso serio. No era que les incomodara el coqueteo, más bien, muchos no podían dejar de mirar lo guapo que era.

Samanta, ubicada en la tercera fila y separada solo por algunos asientos, reconoció de inmediato al hombre junto a Micaela. Era el joven militar que había visto la vez anterior.

¿Tan cercanos eran Micaela y él? ¿Qué clase de relación tenían para mostrarse tan naturales juntos?

Ese hombre, con esa presencia y porte, no le pedía nada a Gaspar. ¿Quién era y qué tenía que ver con Micaela?

La curiosidad no la dejó tranquila. Tomó su celular, le sacó una foto y se la envió a Lionel, segura de que, con su habilidad para conocer a todos, él podría identificarlo.

[Lionel, ¿conoces a este tipo?]

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Divorciada: Su Revolución Científica