Micaela cerró la puerta y marcó a Franco. Le contó al instante lo que Gaspar le acababa de decir, pidiéndole que ideara la mejor estrategia para enfrentar la situación.
Del otro lado, Franco soltó un suspiro de alivio.
—Yo también confío en que el señor Gaspar sabrá cómo manejarlo.
—Cancela la reunión de la tarde. Tú das seguimiento a su caso. Si surge cualquier problema, me avisas de inmediato —dijo Micaela, con voz firme.
—Claro, señorita Micaela, no se preocupe. Yo iré a la reunión en el Grupo Ruiz en su representación.
—Perfecto.
Las noticias del Grupo Ruiz seguían dominando los titulares. No había medio importante que no pusiera en duda las acciones del grupo.
...
Tres días después.
La Comisión del Mercado de Valores entró oficialmente al Grupo Ruiz. Afuera del edificio, decenas de reporteros acampaban, transmitiendo en tiempo real cada movimiento de esta tormenta empresarial.
Durante esos días, el precio de las acciones del Grupo Ruiz caía en picada. El ambiente en el mercado era un hervidero.
Se corría el rumor de que Gaspar había sido requerido para colaborar en una investigación de cuarenta y ocho horas.
Sin embargo, otros decían que él mismo se había presentado ante la comisión para responder preguntas.
...
En la casa de Samanta.
Adriana no dejaba de revisar noticias sobre el Grupo Ruiz. La angustia le pesaba en el pecho.
—Samanta, ¿crees que mi hermano corra peligro? Mi mamá le preguntó y no nos quiso decir nada, solo pidió que confiáramos en él.
Samanta tenía la preocupación dibujada en la cara.
—Esta vez Gaspar sí está en un lío serio, pero nosotras no podemos hacer mucho.
Adriana soltó un suspiro largo. Recordó los problemas que había causado últimamente y la culpa la carcomía. Por eso, canceló la compra de la casa que pensaba hacer. Tomó la decisión de quedarse en la mansión Ruiz para cuidar a su mamá y a su abuelita.
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