Gaspar observaba fijamente el mensaje que Lionel le había enviado, su mirada se tornó profunda. Sus dedos largos se quedaron un momento sobre la pantalla antes de escribir una sola palabra: [Ok.]
Guardó el celular y se dirigió hacia el elevador. Enzo lo siguió apresurado, bajando la voz para preguntar:
—Señor Gaspar, ¿quiere que ajuste la agenda de esta noche?
—Cancela todo lo que tenga esta noche —respondió Gaspar, sin cambiar el tono.
Enzo asintió, notando de inmediato que su jefe no estaba de buen humor.
Seguro tenía que ver con cómo Micaela ni siquiera quiso mirarlo hace un rato.
Después de tantos años trabajando con Gaspar, Enzo sabía que, aunque no podía leerle la mente por completo, al menos entendía un poco de lo que pasaba por su cabeza.
...
Micaela y Franco regresaron al Gran Hotel Alhambra para almorzar. Tras la comida, Micaela se dirigió a la sala de juntas para escuchar los informes de los directivos.
Sentada en la cabecera de la mesa, Micaela paseó la mirada entre los presentes, con una calma imponente.
—Adelante, pueden empezar.
El director de marketing se levantó primero y puso en marcha el proyector.
—Señorita Micaela, sobre el proyecto de modernización inteligente del hotel del último trimestre, ya terminamos una tercera parte del proceso.
Micaela asintió, poniendo atención en cada detalle del informe. De vez en cuando, lo interrumpía para hacer preguntas puntuales.
Franco estaba a su lado, y cuando salía algún tema fuera del área de experiencia de Micaela, él le explicaba rápidamente al oído.
—Señorita Micaela, el control de costos en este plan aún puede mejorarse. Si seguimos con el presupuesto actual... —el director de finanzas intervino, con cierta preocupación.
Franco miró a Micaela esperando su reacción. Ese asunto no le correspondía decidirlo a él, y por eso en finanzas seguían discutiendo el tema.
—El presupuesto no es el problema —lo interrumpió Micaela—. Lo que quiero es una propuesta que eleve la experiencia de los clientes. No me interesa ahorrar si eso implica bajar la calidad.
Franco le lanzó una mirada de admiración. Sin duda, Micaela tenía la mentalidad de una verdadera jefa: elegante por fuera, pero firme y decidida por dentro.



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