La recepcionista, al ver a Micaela, de inmediato se acercó con respeto.
—Señorita Micaela, la reunión es en el piso dieciocho, por favor.
Micaela asintió apenas, y junto a Franco se dirigió al elevador.
Cuando llegaron al pasillo que conducía a la sala de juntas, varios altos directivos conversaban ahí. Al notar la llegada de Micaela, todos sonrieron para saludarla.
—Señorita Micaela, buenos días.
Micaela contestó con naturalidad y una elegancia serena, intercambiando algunas palabras cordiales. Todos ellos eran personas de absoluta confianza para Gaspar, gente muy capaz. Al principio, cuando Micaela entró al Grupo Ruiz como accionista, sus miradas y actitudes habían sido bastante complicadas. Ahora, sin embargo, eso parecía cosa del pasado.
Al entrar al salón de reuniones, vio que todos los asistentes ya estaban presentes. Gaspar ocupaba el lugar principal, revisando unos documentos. Su expresión era serena, pero la autoridad que emanaba era innegable. Sin decir una palabra, imponía respeto.
Escuchó los pasos y levantó la vista, mirando directo a Micaela.
Micaela mantuvo la calma, caminó hasta su puesto, donde su nombre la esperaba, y se sentó. Franco se quedó detrás de ella, listo para asistirla durante la reunión.
Gaspar revisó la hora en su reloj y, con voz profunda, ordenó:
—Ya estamos todos, empecemos la reunión.
El silencio se apoderó del lugar.
Comenzaron los reportes de cada departamento. Uno a uno, los responsables exponían sus avances. Gaspar escuchaba con expresión distante, interrumpiendo solo para lanzar preguntas certeras que iban directo al grano.
Cuando alguien intentaba justificar algo, él cortaba de inmediato:
—No quiero excusas, quiero soluciones.
Ese era Gaspar: sereno, firme, indiscutible. Parecía que ese puesto le pertenecía por derecho propio, que había nacido para estar ahí, controlando todo, por encima de todos.
Llegó el turno del proyecto bajo la dirección de Micaela. Fue Franco quien hizo el reporte en su lugar.
Curiosamente, Gaspar no objetó nada durante la exposición de Franco. Solo miró a Micaela con una intensidad difícil de descifrar.
Al terminar el informe, Gaspar esbozó una leve sonrisa.

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