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Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 749

Lionel pensó que el alcohol le estaba jugando una mala pasada; se puso de pie de golpe.

—Sa... ¿Samanta? ¿Qué haces aquí?

Samanta le lanzó una mirada rápida y luego se dirigió a Gaspar.

—Gaspar, ¿me dejas platicar un momento a solas con Lionel?

Gaspar le echó una última mirada a Samanta, tomó su saco del respaldo de la silla y le habló a Lionel.

—No tomes tanto.

Sin esperar respuesta, Gaspar se fue directo hacia la salida.

Samanta ocupó el lugar que él había dejado. Clavó la mirada en Lionel durante unos segundos y le soltó con un tono casi tan cortante como el filo de un cuchillo:

—Lionel, ¿desde cuándo tienes que andar metiéndote en mis asuntos?

Lionel se quedó en blanco, mirando a Samanta. Rara vez la veía enojada con él, pero ahora, Samanta parecía una rosa roja llena de espinas, con un brillo de furia en los ojos que estaba a punto de estallar.

Se sintió como un globo al que le sacaron el aire; bajó la voz.

—Solo... no soporto verte así...

Samanta soltó un suspiro y no pudo evitar decirle:

—De verdad eres un necio.

Lionel la miró, tragando saliva, y su voz se suavizó aún más.

—Lo que pasa es que no me gusta verte sufrir.

Samanta tomó el vaso con la bebida que Gaspar había dejado y lo llevó a sus labios.

—¿Sufrir? Lionel, desde el día que decidí quererlo, supe que esto podía pasar.

Lionel sonrió, tranquilo.

—Si tú todavía necesitas que esté contigo, claro que vale la pena.

Después de decirlo, se levantó despacio y se acercó a Samanta para secarle las lágrimas.

Samanta se sobresaltó un poco y quiso apartarse, pero cuando la mano de Lionel rozó su mejilla, respiró hondo.

—Ya no llores. Prometo que no me voy a meter más en tus cosas con Gaspar, ¿sí? No te enojes conmigo.

Samanta lo miró y asintió despacio.

Lionel rápidamente llamó al mesero y le pidió un jugo para ella. Al ver a Samanta, con la cara entre las manos y el ánimo por los suelos, se sintió todavía peor.

En el fondo, supo que esta vez sí se había pasado.

—Samanta, hace rato le pregunté a Gaspar por qué solo dice que eres su amiga. ¿De verdad no quiere que seas su novia? —preguntó Lionel, sin poder tragarse el coraje.

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