Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 824

Micaela se dio una ducha caliente y, al regresar a la cama, sintió que su cabeza estaba mucho más despejada. Afuera la luz era tenue, el cielo apenas se distinguía entre el gris de la madrugada; ya eran las cinco y media y en cualquier momento amanecería.

Cerró los ojos, deseando dormir unos minutos más antes de ir al hospital a ver a Zaira.

A las siete y media, Micaela abrió la puerta de su habitación. De repente, se topó con una figura justo enfrente. Se sobresaltó, pero no era Gaspar. Era Jacobo.

Micaela lo miraba, sorprendida, sin saber cuánto tiempo llevaba esperándola ahí.

—Jacobo, ¿qué haces aquí?

—Vine a esperarte para desayunar —le contestó Jacobo, con los ojos fijos en su cara.

—¿Tú te estás quedando aquí? —le preguntó Micaela, todavía incrédula.

—Sí, llegué tarde anoche. No te avisé. ¿Vas a ver a la señora Zaira?

Micaela asintió.

—Entonces, ¿vamos a desayunar primero? —le propuso Jacobo.

La verdad, Micaela tenía hambre. Asintió y juntos bajaron al restaurante del hotel donde servían desayuno buffet.

Mientras platicaban sentados junto a la ventana, en la entrada del restaurante aparecieron Gaspar y Enzo al mismo tiempo.

Gaspar recorrió el lugar con una mirada aguda y de inmediato vio a Micaela. Frunció el ceño ligeramente, sin ocultar su sorpresa al ver a Jacobo ahí.

Enzo también se quedó desconcertado. Se preguntaba por qué Jacobo estaba alojado en ese hotel. Si venía por trabajo, seguro estaría en uno de los hoteles más exclusivos del centro, no en ese.

¿Será por Micaela?, pensó Enzo, y le echó un vistazo curioso a Gaspar. Gaspar apartó la mirada, fue por un plato y empezó a servirse del buffet.

Jacobo, por supuesto, también notó la llegada de Gaspar. Al poco rato, Gaspar se acercó con su plato y se sentó justo al lado de Jacobo.

—Gaspar —saludó Jacobo.

Gaspar solo asintió y, mirando a Micaela, le preguntó:

—¿Sigues con fiebre?

Micaela ya había amanecido bien. Desvió la mirada y contestó con tono distante:

—No.

Jacobo de inmediato la miró con preocupación.

—¿Anoche tuviste fiebre?

Enzo, que estaba cerca, se metió en la conversación:

Capítulo 824 1

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