Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 853

Micaela se acomodó con naturalidad en el asiento principal que sus colegas le dejaron, justo donde la luz del sol atravesaba el ventanal y bañaba su figura con un resplandor suave.

—Podemos empezar —le indicó a Franco con una sonrisa contenida.

Franco sacó la laptop y comenzó a explicarle el informe de fin de año.

Micaela escuchaba con el ceño fruncido, concentrada, irradiando una calma y una seguridad que imponía respeto.

En las mesas cercanas, algunos clientes no pudieron evitar mirar de reojo a esa mujer rodeada por siete hombres bien vestidos. Era evidente que ella era la jefa, y los hombres a su alrededor, con esa actitud y porte de empresarios exitosos, lo confirmaban.

Entre ellos, tres extranjeros participaban en el reporte hablando en inglés. Micaela respondía con total naturalidad, cambiando entre español e inglés como si nada. Su dominio de ambos idiomas resultaba impactante y, en cada movimiento, transmitía una autoridad incuestionable.

De cuando en cuando, las voces de los presentes la llamaban “Señorita Micaela”, dejando claro quién llevaba la batuta.

Un par de jóvenes mujeres en una mesa cercana comenzaron a susurrar entre ellas, con los ojos brillando de admiración y un poco de envidia. Los baristas también la observaban de reojo; la recordaban porque solía comprar café ahí y, además de guapa, tenía una presencia que no pasaba desapercibida.

Sabían que vivía en la Villa Flor de Cielo, justo al lado, pero no imaginaban que dirigía una empresa tan importante. Al final, en esa colonia solo vivía gente acomodada o de familias con mucho dinero.

Micaela, inmersa en los números y las proyecciones, no se percató del revuelo que causaba a su alrededor. No era su intención llamar la atención. Su magnetismo se debía a la pasión con la que se entregaba al trabajo, más que a cualquier esfuerzo por sobresalir.

La reunión terminó tras una hora intensa. Micaela se levantó y, con una sonrisa serena, fue estrechando la mano de Franco y de los otros gerentes. Su actitud era relajada, pero dejaba claro que estaba al mando.

Franco y sus compañeros la acompañaron hasta la entrada del fraccionamiento antes de despedirse.

Micaela, ya sola en el camino de regreso, decidió enviarle un mensaje a Jacobo.

[¿Los niños quieren seguir jugando? ¿Quieren venir a mi casa un rato?] preguntó Jacobo.

Micaela recordó que por la tarde debía analizar unos datos de laboratorio, así que respondió:

[Voy a ocuparme de unas cosas del trabajo primero. Pero, ¿qué tal si en la noche les invito a cenar?]

[Perfecto, tú termina lo que tienes que hacer. Pilar se queda aquí jugando.] contestó Jacobo.

Capítulo 853 1

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