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Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 881

Micaela sonrió y asintió con tranquilidad.

—Así es, estoy investigando casos relacionados con ese tema.

Zaira la miró con cierta curiosidad, percibiendo que la pregunta de Micaela no venía de la nada.

—¿Por qué? ¿Conoces a alguien que tenga una enfermedad de la sangre?

—Solo me dio curiosidad, nada más —Micaela mantuvo su sonrisa serena, procurando no preocupar más a Zaira.

Luego, Micaela desvió la conversación hacia sus hábitos alimenticios, y estuvieron platicando sobre eso hasta que dieron las cuatro y media de la tarde, momento en que se despidió.

Cuando Micaela se fue, Zaira tomó su laptop y se puso a buscar información sobre los casos que Micaela había mencionado. Al revisar los registros nacionales, notó que no existía la enfermedad rara que Micaela describió; solo encontró casos comunes.

Como tenía tiempo libre, Zaira decidió hacer un pequeño resumen de los casos. Entró al sistema interno del hospital y buscó archivos sobre leucemia. Justo cuando abrió el expediente de Oliva, apareció otro archivo relacionado.

Repasando la lista de pacientes, Zaira siguió bajando con el cursor, hasta que de pronto un nombre la hizo detenerse en seco.

¡Fabiana!

Ese era el nombre de la mamá de Micaela.

¿En serio estaba en la lista de pacientes con leucemia?

¿O era solo alguien con el mismo nombre? De inmediato, Zaira revisó los datos: número de identificación, domicilio y, al llegar al apartado de familiares registrados, leyó: —Kevin Arias

Quizá Gaspar ya sabía que, antes del accidente, la madre de Micaela había sido diagnosticada con leucemia. Temía que la enfermedad pudiera ser hereditaria. Y al notar que Oliva tenía el mismo tipo de leucemia que Fabiana, el miedo de Gaspar de que Micaela o incluso su hija pudieran heredar la enfermedad se intensificó. Por eso, buscaba una solución tan desesperadamente.

Gaspar le había pedido a Micaela que acelerara el proceso de experimentación. Zaira, preocupada por el bienestar de Micaela, varias veces intentó que Gaspar bajara el ritmo, pero ahora entendía que él no tenía otra opción.

Oliva tenía una forma rara de leucemia; encontrar otro paciente con ese tipo específico era casi imposible. Por eso, Gaspar le pidió a Zaira que tratara el caso de Oliva como un modelo prioritario de observación y tratamiento.

Su objetivo era despejar cualquier amenaza para Micaela y para su propia hija antes de que les alcanzara.

Esa revelación disolvió la neblina de dudas en el corazón de Zaira.

Detrás de la aparente indiferencia y dureza de Gaspar, se ocultaba una preocupación profunda y silenciosa.

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