Debido a la colaboración con AstroTec Innovación, Gaspar siempre había cuidado mucho su laboratorio.
—Está bien, cuando tenga tiempo le preguntaré —respondió Micaela, asintiendo con la cabeza mientras acompañaba a Nico hasta el elevador.
En el vestíbulo, el asistente de Nico ya lo esperaba. Micaela se detuvo y los observó marcharse hasta que las puertas se cerraron.
En ese instante, su celular vibró. Al mirar la pantalla, vio que era un mensaje de Emilia.
[Mica, acabo de ver la noticia: Montaña Dorada avisó que el Grupo Báez tuvo problemas con su fábrica de productos médicos en el extranjero. ¿No que Gaspar es accionista y miembro del consejo de su familia? Ahora sí que se les volteó la tortilla.]
Debajo del mensaje había un enlace. Micaela lo abrió y enseguida fue redirigida a un reporte financiero detallado.
[El Grupo Báez fue acusado de violar normativas ambientales y derechos laborales. El gobierno local ya ordenó la suspensión y una investigación. Por esto, hoy las acciones del Grupo Báez se desplomaron, perdiendo cerca de cinco mil millones de pesos en valor bursátil. Los inversionistas resultaron severamente afectados, incluyendo a Gaspar, quien es un accionista clave y miembro del consejo.]
Micaela frunció el ceño. Recordaba bien cómo Néstor Báez siempre había sido un tipo ambicioso, pero esa ambición nunca fue pareja a su capacidad. Siempre buscando atajos y negocios dudosos, tarde o temprano le tenía que estallar en la cara. Nadie camina por caminos oscuros sin acabar embarrado.
Gaspar se había metido en ese lío solo y, fuera cual fuera la consecuencia, tendría que cargar con ella.
...
Edificio del Grupo Báez, sala de juntas.
Cuando Gaspar entró, el ambiente era tan tenso que hasta el zumbido de una mosca habría sonado escandaloso.
—Sr. Gaspar, qué bueno que llegó, tome asiento —Néstor salió a recibirlo, encorvándose de tal manera que parecía haber encogido la mitad de su tamaño, con una expresión sumisa que desentonaba totalmente con su imagen de jefe.
Todo el personal en el Grupo Báez sabía que algún día él sería el suegro de Gaspar. Pero al verlo temblar y sudar frío, más de uno empezó a preguntarse si esa relación iba a durar tanto como todos suponían.
Gaspar no dijo ni una palabra. Bastaba con que se plantara en medio de la sala para que la tensión subiera como si hubiera traído una tormenta consigo. Su presencia imponía respeto, y nadie se atrevía a respirar fuerte.
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