Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 98

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—Si no te vas, entonces yo misma tomo un carro y me voy —aventó Micaela, ya sin pizca de paciencia.

Apenas terminó de hablar, se dirigió a la orilla de la calle, levantando la mano para detener un carro. Gaspar se acercó y le soltó:

—Vámonos ya.

Solo entonces Micaela lo siguió y subió al carro. Ya dentro, eligió una pulsera de las que había comprado y se la puso en la muñeca; su piel clara y delicada hacía que, aunque la pulsera hubiera costado solo veinticinco pesos, luciera elegante y fina en ella.

Gaspar también había perdido el ánimo, así que arrancó directo rumbo a la mansión Ruiz. Micaela guardó las demás pulseras y solo dejó puesta la que había elegido al entrar.

—Ya regresaron, a ver, ¿qué trajeron? —pidió la abuelita, queriendo revisar lo que su nieto había comprado.

Micaela le mostró la pulsera con una ligera sonrisa.

—Abuelita, compramos pulseras, justo del tipo que me gusta.

—¡Ay, pero qué bonita! Nuestra Mica tiene la piel tan clara y es tan guapa, que lo que se ponga le queda de maravilla —la abuelita, que ya no veía bien, pensaba que la pulsera en la muñeca de Micaela debía valer por lo menos cientos de miles de pesos.

Gaspar se dejó caer en el sillón, apoyando el codo y frotándose el entrecejo, sin saber si estaba cansado o simplemente ya no tenía ganas de seguir el juego familiar.

—Esta noche, mejor quédense aquí a descansar —propuso la abuelita.

Micaela sintió un pequeño sobresalto.

—No hace falta, abuelita, preferimos irnos a dormir a la casa.

—Pero si aquí también es su casa —insistió la abuelita—. ¡Suban los dos a descansar!

—Abuelita… —intentó replicar Micaela, pero la abuelita no cedía.

—Hazle caso a la abuelita y suban los dos a descansar.

Si Micaela seguía discutiendo, seguro que enojaría a la abuelita, así que solo apretó los labios y forzó una sonrisa.

—Abuelita, usted descanse primero, ¿sí?

—Vayan a su cuarto —dijo Florencia con una mirada de lo más intencionada. No iba a dejar que se escaparan; quería ver que esa pareja subiera junta a la habitación.