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Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 995

El rostro de Lionel, bajo la luz tenue, lucía pálido. Estos siete años, había sido testigo de cómo Samanta se desvivía por Gaspar frente a él, y al mismo tiempo se le acercaba con esa actitud ambigua, ni muy cerca ni del todo lejana.

Siempre que él estaba a punto de rendirse, ella le lanzaba una pizca de esperanza.

Y esa fragilidad que parecía accidental, pero que se le escapaba en cada gesto, en cada palabra…

Mientras más lo pensaba Lionel, más crecía en su pecho una sensación de haber sido utilizado y engañado. De repente, se empinó el vaso y dejó que el licor le quemara la garganta, y al siguiente instante, una rabia inexplicable lo impulsó a estrellar el vaso contra el suelo.

—¡Soy un completo imbécil, carajo! —gruñó Lionel, su voz cargada de burla amarga y dolor.

Estaba dispuesto a aceptar que Samanta quisiera a Gaspar sin poder tenerlo, pero enterarse de que hace siete años ya le había insinuado algo a Jacobo… eso sí le tocaba el orgullo donde más dolía.

¿Durante siete años, a qué tipo de mujer había estado queriendo? ¿A una que, siempre que podía, buscaba trepar y rodearse de los que tuvieran poder?

Apretó la cabeza entre las manos, dejando escapar un lamento ahogado. Después, se dejó caer en el sofá, la mirada fija en la luz del techo. En sus ojos, la furia y la vergüenza iniciales fueron desapareciendo, dejando paso a una expresión vacía, hasta que al final solo quedó una calma extrañamente lúcida.

Pasó largo rato antes de que Lionel hablara, y cuando lo hizo, su voz estaba teñida de un sarcasmo profundo.

—Jacobo, ¿te acuerdas cuántas veces me advertiste? Dime, ¿soy el más tonto de todos o qué?

Jacobo negó con la cabeza.

—No, solo te cegó lo guapa que es. Te lo dije, Samanta sabe cómo manejar a los hombres, tiene un talento para eso.

Lionel dejó escapar una risa amarga.

—Cuando lo pones así, todo lo que hice en estos siete años me parece un chiste. Por ella casi termino peleado con Gaspar. Y yo pensando que él era un desgraciado, que se quedaba con ella y no le daba nada a cambio. Al final… el más tonto fui yo.

Cuando la verdad se revela de golpe, no solo se rompe una relación, sino también todo lo que Lionel había creído y defendido durante siete años. Eso era lo que más lo destrozaba. Incluso en ese momento, sintió que el estómago le daba vueltas, como si fuera a vomitar.

Ver a una persona tal y como es, no solo deja escombros en el pasado, también congela hasta los huesos.

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