Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 999

[Así que, ¿me estás diciendo que sí?]

[¿Que sí a qué?] respondió Paula.

[Que seas mi novia.] Lionel respiró hondo, sintiendo el corazón a punto de salírsele del pecho, y pulsó enviar.

Pasó un minuto. Luego otro. Y otro más. Paula no contestó. Lionel, impaciente, terminó llamándola directamente.

—¿Bueno? —La voz de Paula sonaba del otro lado, algo adormilada.

—Paula… —Lionel apenas podía controlar la emoción, la voz le salía rasposa—. Yo... yo te quiero. ¿Quieres ser mi novia?

—Lionel, ya casi son las dos de la mañana. ¿Estás borracho? ¿Otra vez me confundiste con alguien más? —La voz de Paula tenía una seriedad que lo hizo contener el aliento.

A Lionel le retumbó la cabeza. Recordó aquella vez que, de madrugada, había confundido a Paula con Samanta. Se apresuró, con una sinceridad casi desesperada:

—No, Paula, no me equivoqué. Quiero decírtelo en persona, te lo juro: la que me gusta eres tú, solo tú, Paula. Quiero pedirte en serio, de verdad, que seas mi novia.

Al otro lado, Paula no pudo evitar soltar una risa.

—No conozco a nadie que se declare a estas horas de la madrugada. Si tienes algo que decirme, dímelo mañana, ¿sí?

—¡Paula! —Lionel ya sentía que el mundo se le venía abajo.

Pero Paula no colgó. Alcanzó a oírse su sonrisa en la voz.

—A mí me gustan las declaraciones formales. Buenas noches.

—Está bien, espérame. Te prometo que mañana lo haré bien, como se debe. Buenas noches.

Unas risas suaves y el teléfono se cortó.

Lionel se quedó mirando la pantalla, extático. No podía dejar de sonreír, como si acabara de ganarse la lotería. Justo entonces, su asistente se acercó con el carro.

—Sr. Lionel, el carro está listo.

Lionel subió y se dejó llevar por el camino, contemplando el paisaje nocturno. El mundo entero parecía transformado, como si hasta el aire estuviera hecho de esperanza.

...