Donia: Falsa Heredera, Múltiples Vidas romance Capítulo 102

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Claudia vio a su marido hipnotizado por el armario de al lado y no pudo evitar preguntarle con curiosidad, "Jaime, ¿qué estás mirando?"

Por supuesto, su esposo no iba a revelar lo que realmente estaba pensando, así que lentamente apartó la mirada y con una voz que no delataba ninguna emoción, dijo: "Estaba pensando si tener el armario aquí podría estar bloqueando el flujo de energía."

Al escucharlo, Claudia torció la boca y respondió con desdén: "Creo que eres tú quien está bloqueando el flujo de energía."

En ese momento, Jaime estaba parado al lado del mueble de la televisión. A pesar de que mantenía una figura decente, la falta de ejercicio hacía que su cuerpo se viera un poco abultado, afortunadamente era lo suficientemente alto como para que, incluso con un desarrollo horizontal, no se viera demasiado gordo.

Sin embargo, al escuchar las quejas de su esposa, se mostró ofendido y se movió un poco, suspirando: "Ay, en mis años jóvenes era un chico guapo."

Ahora en la mediana edad, su apariencia era duramente criticada.

Entonces se giró hacia Donia, "Hija, ¿tienes alguna pastilla para adelgazar?"

Ella frunció el ceño, "Lo que necesitas es hacer ejercicio. ¿Qué tal si me acompañas a correr por las mañanas?"

Al oír eso, Jaime negó con la cabeza frenéticamente, como si le hubieran mencionado algo aterrador, "No, no, no, creo que todavía me veo bastante joven, no necesito salir a correr."

Después de décadas sin hacer ejercicio, ¿empezar a correr no sería pedirle demasiado a su cuerpo?

¡No! ¡Rotundamente no!

Que estaba un poco gordo no importaba tanto.

"Yo creo que la sugerencia de nuestra hija no está nada mal," comentó Claudia, asintiendo con seriedad.

"Ay, no puedo ganar con ustedes, me voy a mi cuarto." Jaime gruñó, luego se giró para abrir el armario de al lado, sacó una cajita de madera como si fuera un tesoro y se marchó.

Claudia, observando los movimientos de su marido, murmuró perpleja: "¿Qué demonios estará tramando Jaime ahora?"

Donia sonrió enigmática, alzando una ceja.