Donia: Falsa Heredera, Múltiples Vidas romance Capítulo 86

Donia se dirigió al mostrador de enfermería para dar algunas instrucciones y luego salió del hospital.

A pesar de que la anciana había tenido un episodio de enfermedad repentino, por suerte fue llevada al hospital a tiempo y tenía su medicación, así que no había que preocuparse por complicaciones adicionales.

Sin embargo, al salir del hospital, Donia vio una figura ligeramente familiar. Se detuvo inconscientemente, y rápidamente recordó de quién se trataba.

Era Tomás, el agente de su hermano Piero. Lo había visto el día anterior y aún recordaba su rostro.

Entrecerró los ojos y escaneó la multitud una vez más, pero no logró ver a Piero por ningún lado.

Que el agente estuviera en el hospital no significaba que Piero también estuviera allí. Después de todo, la noche anterior había dicho que volaría a una ciudad vecina para grabar un videoclip. A esta hora, probablemente estaría en el avión.

Por lo tanto, retiró su mirada y no se demoró más, continuando su camino hacia la salida.

Poco después de que ella se fuera, un hombre con una gorra salió de un baño cercano, la mayor parte de su rostro estaba cubierto por una mascarilla negra.

Tomás, sosteniendo un papel en la mano, se acercó al hombre, "Piero, el director y los demás ya están esperándote."

Piero posó su mirada en el papel que Tomás sostenía, sus ojos profundos todavía mostraban un tinte de desolación, "Vamos entonces."

Tomás sabía que había sido un gran paso para Piero ir al hospital, así que le dio una palmada en el hombro, "¿Y si se produce un milagro?"

Piero sonrió con cierta auto ironía.

Pero no esperaba recibir la misma respuesta que en otros hospitales.

"Lo siento."

Tomás quería decir algo más, pero Piero ya le había agarrado el brazo y asintió cortésmente al director y al especialista, "Entiendo, gracias."

Sin decir más, se dio la vuelta para salir.

Su figura se veía frágil, estaba envuelto en un aire de desesperación y derrota que involuntariamente apenaba a cualquiera.

A pesar de haber visto muchos casos, el especialista en neurología no pudo evitar suspirar con resignación. De repente, su mirada se posó en una revista que había al lado y como si recordara algo urgentemente, llamó a Piero, "Espere un momento."